Contrariamente a lo habitual en el resto del año, en las últimas dos semanas los candidatos presidenciales se han visto en la necesidad de hablar de las mujeres y de la violencia que sufren de parte de hombres; sin embargo, cada uno lo ha hecho desde su particular perspectiva en la que, en unos casos más que otros, se han colocado en posiciones evidentemente machistas ¿Quién es el candidato más machista?
Los diversos pronunciamientos no han sido hechos de manera espontánea, motivados por un deseo sincero y preocupados por mejorar la realidad de Bolivia, sino como manera reactiva y con un afán utilitario. Esta afirmación, que apoyo, la hicieron muchas organizaciones de mujeres que no son tontas para no verlo. 
Hay que recordar que Bolivia tiene el terrible y vergonzante puesto de ser el país sudamericano que registra el mayor índice de feminicidios, con casi 80 hasta principios de agosto, cifra que es cuatro veces más que la que registra España. Además, están las enormes cifras de violencia y de violaciones que sufren mujeres y niñas y niños, cuyos registros son insuficientes y con casos que jamás se denuncian. 

En primer lugar, el actual presidente Evo Morales tiene una fuerte imagen de machista (que se difunde muy a menudo) y posiblemente ese sea el motivo para que, como candidato a una tercera reelección, deba demostrar su preocupación por lo que pasa. Frente a las estadísticas positivas del país en materia de economía, inversión pública y disminución de pobreza, la muerte de tantas mujeres es una mancha de sangre muy fea en los informes. 
Es así que el aparato estatal organizó un Plan de Acción contra los Feminicidios y la Violencia Machista; una marcha encabezada por Morales y autoridades, donde por detrás iban algunas víctimas; una alianza con 21 medios de comunicación (a la que no todos fueron invitados a participar) para el tratamiento adecuado del tema… aunque el problema de imagen del actual presidente, respecto de las mujeres, lo origina él mismo cada vez que habla de ellas. Hay muchos ejemplos.
En segundo lugar, el resto de candidatos ha reaccionado, a su vez, a la campaña de Morales simplemente criticándole y con propuestas pocas o peores. Aquí, algunos tienen el mismo problema que él, de meter la pata, retratándose como machistas, cada vez que hablan del tema. Son, por ejemplo, los conocidos casos de los candidatos Víctor Hugo Cárdenas que, mientras rechaza el derecho al aborto, afirma que las mujeres, siempre que no sea “cualquier loca”, deben ir armadas para defenderse de sus atacantes; o del candidato Félix Patzi que aseguró que los feminicidios aumentaron por la incursión de las mujeres en la política, por la ruptura de las familias, además que, para evitar los celos y violencia, las mujeres debían ir con sus maridos al trabajo… 
Otros candidatos, ya sea porque temen ser criticados como los mencionados o porque no desean comprometerse con una “peligrosa” posible posición feminista, optan por no hablar del tema y eso también los retrata. 
Que haya tantos casos de feminicidios, de violencia o violaciones, como hechos extremos de odio a las mujeres no puede ser que sólo genere un silencio o una crítica al candidato contrario, como le pasa a Carlos Mesa. Es cierto que este candidato tiene en su programa electoral unas propuestas más amplias, aunque insuficientes, en lo que respecta a las mujeres; sin embargo, este tema no es uno por lo que a él se le conozca en sus discursos. Y es un tema que debiera ser central y transversal en cualquier discurso y proyecto. 
¿Quién es el más machista de los candidatos? Hay muchas diferencias, especialmente en las formas y también en el grado de intensidad; pero, en el fondo de todo, ninguno plantea la ruptura del sistema de dominio de los hombres sobre las mujeres, y otros géneros, un sistema que se llama patriarcado y que se refleja en todas las instancias de la vida, y en ese sentido todos son iguales.