Medio: La Patria
Fecha de la publicación: lunes 05 de agosto de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En los últimos procesos electorales cumplidos en el país, en más de una década los políticos no recuerdan la realización de debates, pues los programas fueron impuestos (de buenas o de malas) y la ciudadanía debió darse modos para indagar en torno a las ofertas que eventualmente se presentaron y que no alcanzaron un adecuado grado de difusión masiva, dejando vacíos de relación con la definición de candidatos.
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Y aquí estamos en otra opción electoral, democrática y de respeto a los derechos ciudadanos, y en este caso de los candidatos, primero en binomios y luego en cabezas de partidos, plataformas y agrupaciones ciudadanas que hasta conformaron listas de postulantes al poder legislativo, con la esperanza de copar la mayor cantidad de "curules", para cambiar la hegemonía de dirección oficialista y acomodar una renovada "camada parlamentaria", aunque en esta instancia ya se nota marcadamente la restricción informativa que impide la identificación de los postulantes y como si fuera poco, la otra limitación es mayormente acentuada, al no perfilarse la realización de debates entre candidatos y por tal efecto no poder conocer con ciertos detalles, los programas electorales, especialmente de las organizaciones políticas, separadas en un "paquete de oposición".
En los pasados días se han cumplido algunos plazos en medio de una serie de hechos preocupantes para las corrientes "independientes", casos de renuncia de candidatos debido a desavenencias internas, denuncias de diferente nivel, insultos de grueso calibre e imposibilidad de difundir los programas de gobierno, ofertados para motivar la conciencia electoral y las definiciones que puedan darse en el corto tiempo que falta hasta octubre.
Lo cierto es que partidos, plataformas y agrupaciones, que todavía no han definido alianzas y por lo mismo avanzan por caminos separados en el programa electoral, han emitido algunos datos de sus programas, utilizando las redes sociales, acudiendo a la relación directa de persona a personas (dirigente a ciertos círculos ciudadanos), lo que resulta "miserable" si se compara con el uso abierto de medios oficiales para saturar la expectativa de un electorado propiamente definido.
Como avanza el programa electoral, tal parece que no habrá debates entre los principales candidatos presidenciales, por lo mismo la ciudadanía queda librada a su suerte y sólo esperanzada en que "de algún modo y por algunos medios" se difundan los programas con propuestas de política pública, soluciones estructurales en materia de desarrollo y lo que se espera, las ideas dirigidas a combatir corrupción y nepotismo, asegurar una justicia independiente y proponer soluciones al desempleo, al contrabando y la informalidad, entre otros males que aquejan a la colectividad, se trata de saber cuáles son las alternativas para poner en marcha un gobierno de reestructuración, posiblemente de consideraciones paralelas al programa oficialista.
Se sabe que ante la eventualidad "desinformativa", algunos partidos recurren al reparto masivo de sus programas, impresos en algunos casos, policopiados en otros, pero encontrando una barrera natural que es la "poca costumbre" de mucha gente a dar lectura a largos textos, que en su caso deberán ser diseñados con atractivos especiales para captar la atención ciudadana. Lo más operable será la exposición directa de candidatos en escenarios públicos, para difundir como en los viejos tiempos, sus programas de acción.
Es increíble que en el tiempo presente con tanto adelanto en la comunicación, un simple factor de inequidad participativa, limite el derecho a difundir libre y ampliamente, programas y contenidos político partidarios en un proceso electoral.