Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 06 de agosto de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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¿Quién será el dueño de la magistral frase digna de estudiarse en la Escuela de Negocios de Harvard? Esa anécdota tiene sin embargo un resumen de título que dice: “Alerta de que si un gobierno cambia sus políticas no tendrá estabilidad.”
Esta expresión presidencial tiene dos mensajes difíciles de ignorar. Por un lado, el presidente realiza una advertencia rotundamente antidemocrática, en un estilo que luego puede atribuir a que fue tergiversado o que lo dijo en broma.
¿Qué está diciendo realmente? Aténganse a las consecuencias, pues si alguien realiza una modificación de lo que he construido, tendrá que vérsela con la capacidad de movilización del MAS.
Lo que no debe cambiarse, lo escucharemos hoy en el discurso de informe en honor de las fiestas patrias. ¿Puede el presidente de Bolivia realizar un acto de violencia verbal preventiva con características de chantaje en un proceso electoral, definiendo lo que debe definir la democracia? En realidad, mi pregunta es incorrecta porque ya lo hizo.
¿Tenemos los ciudadanos algún instrumento para ayudar a reflexionar al presidente para que no realice este tipo de torpezas? Sí, tenemos un instrumento al que el proceso de cambio deberá enfrentarse y son las elecciones del 20 de octubre.
El estilo comunicacional del presidente, con excesos verbales de los que luego debe retractarse, como el último expresado en un municipio, en el que dijo que, si votan por él, tendrán obras, tiene en esta frase una consecuencia mucho más complicada. Está jugando con la estabilidad social, política y económica del país.
Está previniendo que su obra es inamovible y él se encargará de generar la inestabilidad necesaria para que nadie se atreva a modificar nada de lo que está haciendo. ¿Es a ese proceso de cambio que alguno de sus amigos empresarios de Santa Cruz, reconocen positivo para realizar negocios? Sin embargo, hay un mensaje subyacente mucho más potente y que viene repitiendo el presidente el último tiempo.
Si hay un gobierno, que vendrá, y que puede pretender cambiar las políticas del MAS, obviamente, no será su propio gobierno; por el absurdo, no se estaría previniendo, el contra sí mismo.
¿Qué sabe el presidente que sus propios comunicadores y voceros no conocen?
Las palabras que van más allá de la campaña y las movilizaciones, ¿podría realizarlas como prevención contra un futuro gobierno, cuando el aspira ganar con 2/3 del parlamento? El común de los mortales tenemos al final del día, normalmente un acto de reflexión sobre nuestra conducta; es un momento con nosotros mismos en el que realizamos el análisis de nuestro comportamiento y el resultado de nuestros actos.
Es el inicio de nuestro compromiso con mañana y en el que no podemos mentirnos para seguir siendo humanos, y mejores, como dice el poeta Milanés. Tengo la sensación que esos momentos los tiene el presidente en las entrevistas que salen de la caja de preguntas formales, y debe enfrentarse con su pensamiento. Y como estamos frente a una persona que pretende no mentir cuando habla de él mismo, estamos frente a un presidente que no puede dejar su autoritarismo, y al que hoy, ya le están asaltando los miedos del fin de su mandato.