Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: lunes 05 de agosto de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El poder del voto es expresión directa de su legitimidad, el Sistema Democrático se basa esencialmente en la creencia de que se adopta la decisión de la mayoría y esa mayoría solamente puede expresarse inobjetablemente sí sus votos pueden ser cuantificados por un Órgano Electoral confiable, eso genera una elección transparente y un resultado que todos deben acatar. En la encuesta publicada este domingo en página siete, surge un dato revelador, el 69 % de los encuestados cree que habrá fraude en las elecciones de Octubre y solo el 19% piensa que tendremos unas elecciones limpias. Surge entonces la pregunta obvia, que se puede esperar después de los comicios, sí hasta los que van a votar por la fuerza política que resulte vencedora, consideran que están participando en elecciones fraudulentas. Es evidente que el propio Sistema Electoral está en crisis, renunciaron tres Vocales y unos 40 funcionarios, muchos de ellos del área de tecnología y encargados de responsabilidades relacionadas al padrón electoral y al cómputo de los votos. En esas condiciones y con un cuestionamiento generalizado de la población, es difícil encontrar razones para ser optimistas respecto a lo que vendrá, la propia Ex Presidenta del Tribunal Supremo Electoral al presentar su carta de renuncia en palabras textuales señaló: “la Sala Plena, instancia colegiada y máxima para la toma de decisiones, ha llegado a una situación de estancamiento en la toma de decisiones referida a temas fundamentales para el resguardo de la institucionalidad y los principios y valores comprometidos por mi persona”. En otras palabras renunció porque en la máxima instancia de decisión, existía disparidad de criterios en materias que afectan la institucionalidad del Órgano Electoral y son relativas a aspectos fundamentales que involucran inclusive principios y valores. De esta forma se tienen toda índole de cuestionamientos al proceso electoral, algunas de las dudas involucran hasta los niveles de máxima decisión y se enfocan en aspectos imprescindibles para la trasparencia y la confiabilidad del proceso electoral. Las inquietudes surgieron del propio Órgano Electoral y el resultado de la encuesta demuestra que ante la población la institución garante del proceso ha perdido su credibilidad, inclusive el porcentaje altísimo de indecisos puede explicarse en parte por estas circunstancias tan especiales en la que nos encontramos. Antecedentes memorables de procesos electorales muy cuestionados en América Latina, los tenemos por ejemplo en las elecciones peruanas del año 2000 y en las elecciones venezolanas del año 2018, en el primer caso Alberto Fujimori terminó renunciando en Japón y en el segundo Nicolás Maduro como Presidente fue desconocido por medio centenar de países y está obligado a tolerar un Gobierno y un Presidente paralelos, de forma que Venezuela se encuentra inmersa en una crisis política que sigue en desarrollo y de la cual se puede esperar cualquier desenlace. En todo caso, la inestabilidad política sobreviniente a los procesos electorales que son abiertamente cuestionados por su transparencia, resulta una consecuencia lógica de ello y es evidente que transitar por esos senderos debería causar mucha preocupación. Es muy claro que estas elecciones se están desarrollando en un contexto muy particular, los próximos meses serán decisivos y falta poco tiempo para que veamos las consecuencias de todo lo que está sucediendo, es necesario que se aclaren con prontitud las dudas que fundadamente existen, porque si no son aclaradas por los encargados de ello, serán los hechos y las consecuencias de los mismos, los que se revelaran inexorables.