Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 08 de marzo de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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#VerdadesSinFiltro
¿Mar o democracia?
Jaime Paz le ha puesto el cascabel al gato al anunciar que finalmente ha decidido no ir a La Haya, rechazando la invitación de Evo Morales para asistir a los alegatos orales que se ventilarán en la Corte Internacional de Justicia.
Acordémonos que en un principio el expresidente había aceptado la
invitación, señalando, eso si, que lo hacia para marcar la presencia de
la Bolivia democrática frente a la Bolivia autoritaria, en un momento en
que el desconocimiento del 21F nos debilita frente a los ojos del
mundo.
Dice Paz Zamora que el tema marítimo ha sido politizado y que el
Gobierno ha convertido un tema de unidad en una forma de división, y que
el apoyo a la causa marítima, según la lógica de Morales, pretende ser
convertido en un apoyo político.
También dice, en otras palabras, que es una irresponsabilidad que
Morales se enfrente a Perú, con tal de defender a su impresentable
amiguito Nicolás Maduro, y que está podrido de que el Presidente lo
insulte a través de su cuenta de Twitter cada cinco minutos.
Tiene razón el desprestigiado exmandatario, sobre todo cuando se
resiste a someterse a la trampa tendida por el Gobierno, que consiste en
tener que elegir entre mar y democracia.
El tema marítimo en La Haya últimamente no ha sido solamente politizado, sino manejado con una grosera demagogia y un irrespetuoso oportunismo político; lo que pasa es que como se trata del mar, tema sagrado y por consiguiente mortalmente peligroso para los políticos, nadie se había animado a decirlo, hasta ahora.
El tal banderazo y el polémico viaje han terminado de confirmarnos que
para el MAS, el veredicto de La Haya se ha convertido en su última
esperanza de salvación y en el bálsamo que teóricamente los exculpará de
todos sus pecados, y los conducirá al paraíso de la reelección
perpetua.
En otro error político de dimensión histórica, el MAS está convencido de
que, de producirse un fallo favorable para Bolivia, olvidaremos el 21F y
nos resignaremos calladitos a perder la democracia. Se equivocan otra
vez, como cuando, ante la nítida victoria del primer fallo de La Haya,
igual le dijimos que No en el referendo del 21 de febrero de 2016.
En su ciega angurria de poder están incluso dispuestos a ensuciar y a
poner en riesgo una causa nacional, que hasta ahora habían manejado con
corrección, mesura y valor político.
Jaime Paz pudo decir las cosas como son, porque está fuera del ruedo
(aunque él mismo no lo sepa, lo está) y porque en esa condición puede
darse el lujo de emitir una opinión dura, sin mucho riesgo político; en
su posición, está más allá del bien y del mal, y eso le da una gran
ventaja.
Carlos Mesa tampoco tiene problemas, porque su presencia es tan lógica
como necesaria. El terrible dilema es para los otros invitados, como
Quiroga y Costas, que tuvieron que aceptar la malintencionada invitación
presidencial, so pena de quedar como traidores a la patria.
Al señalar públicamente la artera intención de Morales de legitimarse
con la presencia de figuras democráticas, Paz Zamora les ha abierto la
puerta del avión para que puedan bajarse sin correr el riesgo de ser
lapidados.
Estamos todos de acuerdo en que el tema del mar nos incumbe y nos afecta
a todos, y creo que hasta el último de los bolivianos queremos, con
toda el alma, que nos vaya bien en este nuevo paso hacia el mar,
entendiendo que será un largo proceso que excederá al Gobierno del MAS.
Pero de allí a permitir que se pasen de vivos usando el tema para su
beneficio político y para intentar proyectar la imagen de que acá no
pasa nada, hay un gran trecho. Acá se están cargando la democracia y el
mundo debe saberlo.
Ilya Fortún es comunicador social.