Las mujeres con sus demandas sociales, de lucha contra la discriminación y la violencia machista, han calado de alguna manera en la agenda política y ello se observa en los programas electorales de las distintas candidaturas a las elecciones nacionales para el gobierno boliviano por el período 2020-2024.
Hago una revisión de dos de las propuestas, que se hicieron públicas este fin de semana, solamente de los partidos con mayor intención de voto ya que lamentablemente el espacio no permite más.
En la fórmula del MAS, que postula a los actuales presidente Evo Morales y vicepresidente Álvaro García Linera, se observa que, al contrario que en anteriores elecciones, la presencia de propuestas dirigidas por el partido del actual gobierno hacia las mujeres es mucho mayor: de casi nada a algo que parece bastante como es declarar “como prioridad nacional” la lucha contra los feminicidios y contra la violencia hacia las mujeres, niñas y adolescentes; sin embargo, resulta una propuesta regular, corta, cuando solo se centra en este aspecto.
Concretamente, el MAS plantea una mayor inversión en seguridad ciudadana, específicamente para la lucha contra la violencia hacia las mujeres, niñas y adolescentes; programas dirigidos a la prevención y registro de este tipo de crímenes; construcción de centros integrales de atención para víctimas de violencia; programas de sensibilización de trato a las víctimas; mecanismos de seguimiento de inversiones hacia la lucha contra la violencia y mejoras en la Policía.
El MAS no plantea que existe una discriminación estructural contra las mujeres, por ello no tiene un eje transversal con políticas que eliminen o disminuyan dicha discriminación. Toma a las mujeres como “grupo”, cuando son mayoría. Por ello, en los 13 pilares en que sustenta su programa, 13, no hay uno que sea específico de las mujeres para hacer notar su trascendencia, como sí lo tiene, por ejemplo, respecto al medio ambiente.
La propuesta de Comunidad Ciudadana, que encabeza el expresidente Carlos D. Mesa Gisbert, se centra en la ética y también en el pluralismo político, donde nombra al feminismo como una de las expresiones histórico contemporáneas con derecho de expresión. No especifica que sea parte de su ideario.
Este partido, entre sus 16 “soluciones” propone una referida a “una agenda estratégica para la igualdad” entre mujeres y hombres que incluye: autonomía económica, autonomía en decisiones sexuales y autonomía política en todos los espacios sociales. Es una propuesta más transversal que la anterior; sin embargo, no habla de autonomía del cuerpo, que es tan vital, especialmente referida al aborto y que lleva a pensar que la presión de sectores conservadores puede pesar más a la hora de aplicar políticas a favor de las mujeres.
Promete además una “solución urgente” para hacer frente a la ola de feminicidios, con respuesta inmediata a la impunidad.
CC también promete empleo de calidad entre sus soluciones. Aquí hace fundamentalmente mención a jóvenes y sólo más adelante también mujeres. Centra la respuesta al problema de la discriminación y exclusión en la educación. Además, propone “transferencias sociales” para reconocer el trabajo no remunerado de cuidados que realizan fundamentalmente las mujeres.
Además, en su “solución 1” plantea la “institucionalidad democrática” donde prima la meritocracia y aquí, si entendemos los méritos como formación académica, hay un riesgo: cuando en un país hay sectores sociales mayoritarios, como indígenas y mujeres, que además son pobres, que no tienen igualdad de oportunidades para estudiar, hablar de meritocracia es hablar de racismo, clasismo y machismo. Antes hay que resolver esas desigualdades. Por otra parte, la educación no garantiza tener ética.
En resumen, que haya propuestas que incluyan una mejor vida para las mujeres, ya sea sólo desde el aspecto de la violencia (machista, que no la nombran) o desde una visión más amplia, es positivo; aunque resulta negativo todo lo que resta por prometer (y hacer) ya que esas carencias se viven en el día a día y en el cuerpo de las mujeres.