Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 22 de julio de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Basta conectarse y acceder a la información necesaria prácticamente sin intermediarios. Podemos inferir que la población hiperconectada tiene gran parte de sus problemas resueltos a partir de un “click”, una “app” y un par de búsquedas en google. Pero, ¿qué hay de los demás asuntos que le interesan, especialmente a la población joven?
A los jóvenes, me refiero al rango etáreo establecido por la Ley 342, que va de los 16 a los 28 años, les gusta cambiar las cosas, por eso se relacionan de inmediato con la tecnología. Hoy se comunican vía WhatsApp, mañana vía Telegram, Snapchat y cuando aparezca otra aplicación seguramente la usarán, desechando las anteriores. Son por naturaleza dinámicos y por eso la política les resulta estática. Podría decirse que son los hijos del “movimiento constante” que aparentemente se han conectado mucho mejor con la antigua filosofía de los griegos: “Todo se mueve, nada permanece estático”.
Parece cierto que los jóvenes no ven diferencias sustanciales entre progresistas y conservadores, tampoco les interesa la distinción entre izquierdas y derechas, porque para ellos todos los partidos políticos hacen lo mismo y están igualmente distantes de sus propios intereses. Podría decirse que en su gran mayoría son apolíticos, en el sentido de la política partidaria -y remarco este aspecto porque es muy importante hacer la diferenciación-, puesto que no confían en los partidos políticos, los consideran obsoletos, anticuados. Lo que no significa que no les interese la democracia, la colectividad y los derechos.
Es por eso que si de jóvenes y política se trata, un primer elemento que debe merecer principal atención es la propia concepción de la política. Distinguiendo la política que vendría a hacer más bien lo institucional/estático (lo partidario) de lo político, referido a un contenido básico de la sociedad.
Joseph Colomer, un profesor de ciencia, escribió un artículo sobre la larga agonía de los partidos políticos, en el que se pregunta si son hoy indispensables para la democracia o podrían ser sustituidos por otras instituciones ciudadanas conformadas, por ejemplo, por expertos. Quizás esa sea la percepción de los jóvenes que se alejan de los partidos políticos tradicionales, que a los ojos de la vieja izquierda pueden parecer incluso conservadores porque sus héroes son otros.
Más que admirar al Che Guevara, a los jóvenes les gusta, por ejemplo, los ídolos del mundo tecnológico. Los jóvenes de hoy tienen intereses completamente distintos a los de los jóvenes de hace 20 años. Ya no quieren, por ejemplo, heredar el negocio de su padre o ser funcionarios públicos, sino que quieren su propio emprendimiento, empezar de cero, guiados por su creatividad y su libertad de acción.
Ahora que estamos a las puertas de una elección general, las propuestas de los partidos políticos y los líderes políticos deberían tener en cuenta la manera en la cual pueden amalgamar la política con los jóvenes y la tecnología. Los intereses, el movimiento y la disponibilidad informática. Y, sobre todo, tener en cuenta que una de las cosas que la juventud no tiene es miedo, por eso es que no resulta tratar de “politizar” a los jóvenes con amenazas. Un psicólogo muy interesante, Carlo Brutti, dice que la mayor fuerza de la juventud es que no piensa que puede morir.
Si los partidos políticos desean conquistar realmente a los jóvenes en las elecciones generales de octubre, deben mostrar autenticidad, movimiento, causas y un interés genuino por los problemas de los jóvenes, quienes, lejos de la política partidaria, se conducen con una ética impecable, expresada por el profundo respeto que le tienen a los animales, a la ecología, a los derechos, a las libertades y a la democracia.
Paola Doris Cortés Martínez es abogada y consultora ambiental.