Inicialmente se había convocado un paro cívico nacional, y así salió publicado incluso en “grandes” medios del extranjero como Infobae, pero finalmente el paro cívico en protesta contra el Tribunal Supremo Electoral quedó reducido al departamento de Santa Cruz, lo que no le resta importancia a la convocatoria.

Santa Cruz pasa por ser el departamento que más ha cambiado de posición respecto al MAS de Evo Morales en los 13 años de Gobierno. Casi en la misma proporción que el Gobierno ha cambiado de posición respecto a la aristocracia cruceña y la poderosa oligarquía del Oriente.

En 2005, la primera vez que el MAS arrasó con 54% en las elecciones nacionales, en Santa Cruz apenas logró un 33,17%; en 2009, cuando el MAS se fue por encima del 60% en el nivel nacional se quedó aún en el 40,91%, mientras que en 2014, cuando cayó ligeramente en la votación pero pintó todo el mapa de azul salvo el Beni, Santa Cruz fue el departamento más simbólico pues logró ser la fuerza más votada con el 48,99% de los votos ante la división de la oposición entre PDC y UD.

De las acusaciones de terrorismo y golpismo cívico prefectural se han pasado a los grandes negocios de la soya, el aceite, el etanol, los transgénicos, Viru Viru, el ramal ferroviario de Carlos Gill

En todo ese tránsito, el Gobierno ha pasado también de una relación hostil con el Gobernador Rubén Costas y su entorno a una mucho más relajada; habiendo tendido puentes sobre todo con el empresariado de más alta alcurnia. De las acusaciones de terrorismo y golpismo cívico prefectural se han pasado a los grandes negocios de la soya, el aceite, el etanol, los transgénicos, Viru Viru, el ramal ferroviario de Carlos Gill y un largo etcétera de medidas concretas que han suavizado la situación coyunturalmente. El símbolo de la transmutación es también Percy Fernández, caudillo local y nuevo mejor amigo de Morales.

La convocatoria cívica en Santa Cruz, por tanto, tiene mucho de simbólico y tendrá un rol dirimidor en algunos aspectos muy particulares. La primera señal ya se ha hecho evidente: el resto de departamentos se han negado a acatar un paro “nacional” convocado en Asamblea cruceña y de forma inconsulta, lo que en sí mismo supone un fracaso en la escenificación del liderazgo que se pretendía.

No es excepción el comité de la cruceñidad; como el resto, cojea muy cerca de la línea oficial de la Gobernación de referencia, que en este caso es el aparato que sostiene a Óscar Ortíz en su carrera a la Presidencia. Con el paro cívico que nace fallido en lo nacional, Ortíz se juega no solo la coyuntura del corto plazo a ojos del gran público, pues sin crecer en las encuestas se hace cada vez más insostenible su relato, sino también el proyecto cruceño que agota un ciclo con Rubén Costas al frente y que necesita una bancada fuerte para sostenerlo en el mediano plazo.

El reclamo formalmente es contra el Tribunal Supremo Electoral: Una exigencia de renuncia que tiene muy escasas posibilidades de darse a estas alturas del partido, pero que al menos debería servir para que los vocales empiecen a dar respuestas claras y concretas a asuntos que empiezan a oler mal, como la demora en la contratación del sistema de conteo rápido y otras medidas de prevención ante un fraude del que todos hablan y nadie puede comprobar.