Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 08 de julio de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Los cruceños están convocados el martes a ser protagonistas de otro paro cívico. El llamado es una protesta para exigir la renuncia de los vocales del Tribunal Supremo Electoral, quienes sin duda generan más incertidumbre que certezas y confianza en la organización de los comicios nacionales de 2019.
El paro será en el departamento de Santa Cruz y seguramente la convocatoria apuesta a que será contundente y exitoso, como han sido protestas similares realizadas el año pasado, en que las voces ciudadanas pedían respeto al resultado del referéndum de febrero de 2016, cuando el voto de los bolivianos rechazó la modificación de la Constitución para que Evo Morales vuelva a ser candidato en las elecciones de 2019.
Desde la asamblea de la cruceñidad que definió convocar al paro, varios sectores se adhirieron al mismo; mientras que otros, afines al MAS, señalaron que saldrán a trabajar y lanzaron advertencias para que no se bloquee la ciudad. El Comité pro Santa Cruz, a través de su presidente, recomendó que no haya consumo de bebidas ni se instigue a la violencia, a fin de evitar enfrentamientos.
Quienes defienden el paro cívico, señalan que será una forma contundente de hacer conocer el rechazo a la candidatura oficialista (vetada por el referéndum del 21-F y avalada por un cuestionado fallo del Tribunal Constitucional) y la reprobación a los vocales electorales. No obstante, analistas, políticos y ciudadanos son poco optimistas respecto a que se cumpla el objetivo de lograr la renuncia de los responsables del Órgano Electoral. Es decir, lo más probable es que los vocales no renuncien y que el calendario para los comicios se siga cumpliendo como si ningún paro hubiera ocurrido.
Es importante que la ciudadanía se haga sentir para que los poderosos de turno sepan que hay un pueblo al que deben escuchar. No obstante, es ya importante que haya una reinvención de las formas de protesta. Los paros cívicos son una demostración de un día, pero generan fuertes perjuicios económicos para el departamento y el país, en un año en que nuestra economía está golpeada.
Además, las manifestaciones deben sorprender y contagiar. La pregunta del día siguiente de los paros es: ¿Y ahora qué? Hay que recordar que las movilizaciones que cambiaron la historia han sido novedosas y sostenidas, para cumplir el propósito de generar una verdadera presión sobre quienes gobiernan y no escuchan la voz popular.
Las plataformas ya demostraron que hay muchas formas de protestas que son creativas y contundentes. Los paros, a estas alturas, pese a su fiel cumplimiento, pueden significar un desgaste para la demanda ciudadana, para el Consejo de Defensa de la Democracia (Conade) y para el movimiento cívico. Por eso es recomendable ‘pensar fuera de la caja’ y buscar otros mecanismos de protesta, a fin de que también sean la oportunidad para generar nuevos liderazgos.