Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 05 de julio de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Las noticias falsas o como se las conoce internacionalmente, las “fake news” acaban de hacer su salto estelar en la campaña electoral rumbo a las elecciones del 20 de octubre y dieron cuenta en cuestión de horas de una connotada figura intelectual, con grandes habilidades comunicativas y fuerte presencia en las redes sociales, virtudes que lo convirtieron en el vocero de la agrupación que postula al opositor Carlos Mesa.
Fue como si los autores de una trampa hábilmente preparada estuvieran esperando el momento preciso para dar el zarpazo y dejar como vulgares novatos a sus adversarios que se enredaron en aclaraciones, conferencias de prensa, explicaciones y una serie de argumentos lógicos y muy racionales, pero inservibles para quien cree que la clave los próximos meses será el sentido común, el debate de propuestas y la cordura.
Ha quedado claro que los “guerreros digitales” que vienen trabajando para el oficialismo desde hace varios años han aprendido bien su trabajo. El régimen identificó a su principal enemigo hace tres años, cuando perdió el referéndum del 21 de febrero y ha decidido atacar con fuerza en las redes, donde el activismo social fue capaz de vencer a la dictadura comunicacional del Gobierno y le ocasionó un gran hoyo en su popularidad, al señalar las contradicciones y flaquezas del “proceso de cambio”, los escándalos de corrupción, el derroche de recursos públicos y el abuso de poder.
Pero las fake news son mucho más que una estrategia propagandística o una táctica para contrarrestar la avalancha de críticas que emergen espontáneamente desde los espacios de libertad que brindan las redes sociales. Las noticias falsas se han vuelto un recurso muy usado por aparatos políticos altamente sofisticados que no sólo se dedican a confundir a los electores, sino que usan complejos sistemas informáticos para manipular y direccionar la opinión pública con métodos engañosos y altamente invasivos.
Esta degradación de la política fue capaz de perforar la sofisticada democracia norteamericana y llevó al poder nada menos que a Donald Trump, cuya campaña fue estructurada por una empresa que ha conseguido altos niveles de eficiencia en el uso de la tecnología para forzar la voluntad popular, con una nueva disciplina conocida como la psicometría, capaz de manipular psicológicamente al votante con una precisión “milimétrica”.
Esta empresa y otras de su tipo han estado haciendo millones en numerosos países del tercer mundo, convirtieron a las fake news en protagonistas de las elecciones en Brasil y no sería extraño que ya estén trabajando en nuestro medio, a juzgar por la gran agilidad demostrada en el episodio que pilló desprevenido al principal contendor del presidente Morales. No hay duda que con las noticias falsas, la maquinaria del fraude y el enorme despliegue de recursos, el oficialismo ha completado su esquema para conseguir la victoria abultada que espera.
Las noticias falsas se han vuelto un recurso muy usado por aparatos políticos altamente sofisticados que no sólo se dedican a confundir a los electores, sino que usan complejos sistemas informáticos para manipular y direccionar la opinión pública con métodos engañosos y altamente invasivos.