Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: viernes 05 de julio de 2019
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Otros
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Columna
Llegar a la llajta y empezar el mismo instante una indagación que terminó a los 50 días: ¿cuál es el rol de Evo Morales en la política boliviana? ¿Qué papel le cuadra mejor al cumplir 14 años en el ejercicio del poder y con graves acusaciones que van desde crímenes de lesa humanidad a masacres, persecuciones, encarcelamientos y destierros? La respuesta que más le cuadra: “Evo es la manzana de la discordia”.
Espacio tan breve como 400 palabras no soporta una explicación explícita, sin soslayar el origen de la frase en escenario del Olimpo, la disputa por la preferencia de Afrodita que terminó poseyendo “la manzana dorada”, la manzana de la discordia que daría lugar a la Guerra de Troya. O sea, si Evo es según titulación de la más rica mitología archiconocida “la manzana de la discordia”, bien puede dar origen a la más odiada confrontación entre bolivianos, la “ch’ampa guerra que todos temen y nadie desea”
En efecto, de los cientos de entrevistados, mejor calificar de encuestados, tan solo dos sobrinos en Santa Cruz respondieron: “si Evo gana, no pasará nada”. El resto presagia desde un sinceramiento de la economía con el dólar y el retiro de megasubvenciones que están mermando “la valuta”, el justiprecio del dólar que por obra de magia masista se mantiene sin alteración. La puesta al día del tema de las las relaciones internacionales, con Estados Unidos primero y luego con Venezuela, China y Rusia.
Una manzana que según el vulgo está a punto de pudrir al resto contenido en el cesto. Su putrefacción supone total perdición para el resto porque contamina odio, confrontación, desbarajuste con el contenido de injusticia, corrupción, permisiva política narcotraficante y el descrédito total que conlleva despilfarro, derroche, depravación con inequívocas señales de inmoralidad y ausencia total de ética.
Estamos entonces ante un cuadro de actuación pública que los ciudadanos rechazan, condenan, exhiben ya sin tapujos, que no vacilan en calificar como “el peor régimen de gobierno” que ha existido desde la creación de la república.
Sin embargo, no es éste el único epíteto que adorna al Jefe de Estado, también está “Evo la piedra del camino”