Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 27 de febrero de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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La afirmación de Álvaro García Linera es temeraria porque se está refiriendo a la ley suprema de Bolivia, nada más y nada menos que la Constitución Política del Estado, donde se establece que hay una sola reelección consecutiva permitida y que quien quiera hacerse reelegir por tercera o cuarta vez está violando la norma.
La autoridad argumenta que además del cumplimiento de la ley, en democracia debe haber justicia, igualdad y participación. Siguiendo su razonamiento, afirma que durante 500 años gobernó una clase dirigente sobre otras clases subalternas y que ahora gobierna la clase subalterna, por lo que eso no se lo “puede rifar” por un “apego abstracto a la ley”.
Lo que el ‘vice’ no dice es que para que funcione el Estado es necesario que sus habitantes hagan un pacto social y definan normas de convivencia. La última vez que esto ocurrió fue durante la Asamblea Constituyente con la aprobación de la última Constitución Política del Estado, donde se puso especial énfasis en el tema de la reelección y cuando el presidente Evo Morales se comprometió a no buscar ser candidato cuando se hubiera cumplido su mandato legal.
Lo que el vice tampoco aclara es que si se habla de un “apego abstracto a la ley” en materia de reelección, abre la puerta para que más de 11 millones de bolivianos tengan piedra libre para incumplir las normas nacionales y hasta cometer delitos bajo el mismo argumento.
Por otro lado, el vicepresidente mantiene la lógica de despreciar las movilizaciones y a los opositores, pretendiendo etiquetarlos como racistas, sin tomar en cuenta que en su discurso vuelve a exacerbar las diferencias de clase que tanto daño le hicieron al país a lo largo de la historia.
Cuando la ciudadanía plantea que el presidente cumpla su mandato el 2019 no está cerrando la puerta a que otro candidato de la “clase subalterna” (a la cual defiende García Linera) pueda convertirse en presidente de Bolivia, está diciendo que todos deben tener las mismas posibilidades y que los ciudadanos que se aferran al poder deben dar paso a otros para llevar las riendas del país.
Que el vicepresidente hable de un “apego abstracto a la norma” es peligroso en un país donde la institucionalidad está debilitada y donde cuesta tanto cumplir las reglas establecidas. En ese sentido, será saludable que los gobernantes tomen distancia de su demanda y puedan ver todo el contexto nacional, a fin de que gobiernen a todos los bolivianos (de las élites, de la clase media y de la clase popular) antes de que se les cumpla el mandato en 2019. De lo que hagan dependerá cómo se escribe la historia.