Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: domingo 25 de febrero de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Vistos los hechos, quedé sorprendido no por la concurrencia, civismo y patriotismo de gente que salió a las calles masivamente porque perdió el miedo, sino por la inusitada preocupación de varios miembros del gobierno, quienes en un afán por minimizar los hechos acudieron al yerro de negarlos. Al hacerlo, incurrieron en otro error: desconocer la conducta cívica de la gente, que salió a las calles motivada por principios, no por el llamamiento de un partido político.
Así las cosas, queda claro que el 21F del 2018 marcó un antes y un después, y eso lo sabe Evo y lo sabe el MAS. Esa su preocupación. Saben que ya no existe una hegemonía que en el pasado les permitía, incluso, cometer errores a título del proceso de cambio y de su mentado socialismo del siglo XXI. La gente dejó de ser tonta. A diario y durante años, se banco todo tipo de episodios y casos como Zapata, Pari, Fondo Indígena, Barcazas Chinas, Quipus, los 33 camiones, obras adjudicadas por YPFB con denuncias de irregularidades y no sé cuántos más etcéteras. Todos, formaron parte de un conjunto de hechos donde encontrabas a gente que los repudiaba y a otras que le asignaban un margen de duda. Sin embargo, el hito que marcó definitivamente un antes y un después en el relacionamiento de la “clase media decadente” con el gobierno, pero especialmente con Evo, fue la sentencia 0084 del TC.
El solo hecho que se haya acudido al expediente de negar el valor del voto y hacerlo, además, con argumentos carentes de juridicidad, ha significado un hastío con el manoseo y manipulación al punto que nuevamente el ciudadano ha asumido un sentido de pertenencia con la tricolor nacional y a partir de ahí, también, con el reto de pelear por el respeto a la ley y por una visión de Estado diferente a la que privilegia nomenclaturas al estilo del bolchevismo. Duro golpe para Evo que bien pudo asumir el 21F 2016 con serenidad y con la talla propia del cargo que ejerce. Todavía pienso que está a tiempo.