Medio: El Diario
Fecha de la publicación: viernes 23 de febrero de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Bloquear es, desde siempre, algo contrario al sentir y vocación de los bolivianos porque las experiencias pasadas han mostrado lo pernicioso y perjudicial que es el bloqueo, la supresión de la libertad para el libre tránsito y goce de los derechos por parte de la colectividad y que muchas veces tuvo que soportar este extremo que ha irrogado graves daños económicos y morales al país; pero lo ocurrido para expresar el apego a la libertad y a la democracia por parte de la ciudadanía del país el día miércoles 21, es algo que ha encontrado justificativo en el corazón y los sentimientos colectivos.
Contrariando los sentimientos expresados en diversas oportunidades en contra de paralizar toda actividad, el pueblo se volcó a las calles e hizo frente a las acciones de la Policía que mostró, una vez más, que cuando se trata de manifestaciones o extremos en que incurre el partido de gobierno o sus aliados, la institución policial ve con absoluta indiferencia los hechos y no reprime ni evita todo lo que se hace en contra de la colectividad; pero esta vez acudió muy presurosa a las ciudades para reprimir los bloqueos y en muchos casos se enfrentó a un pueblo que quería expresar sus sentimientos al grito de sus preferencias por las libertades y el derecho de todos los bolivianos a rechazar todo intento de repostulación a los primeros cargos de la República.
Gases y actos de prepotencia y fuerza menudearon a cargo de los efectivos policiales, hasta llegar al extremo de causar heridas a quienes asistían a sitios de concentración; en casos, no faltaron mujeres y jóvenes que sufrieron atropellos por la saña demostrada y que buscaba reprimir un derecho humano de defensa de la libertad. El gobierno y su partido, ante la contundencia de los sentimientos del pueblo lo minimizó todo y le restó importancia; ello, en todo caso, es prueba de que los bloqueos y expresiones a favor de la democracia y la libertad en todo el país fueron categóricos y la “descalificación” oficial es, justamente, reconocer la grandeza de lo sucedido.
La contundencia de los actos del 21 de febrero pasado es muestra de la vocación y sentimientos del pueblo, que despertó la reacción soez y malcriada de militantes del partido de gobierno que buscaron enfrentamientos a base de insultos y empellones contra los manifestantes. El pueblo, consciente de sus derechos, ganó nuevamente en defensa de su libertad.