Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 11 de junio de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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No aplicar mecanismos legales que garantizan la defensa de derechos políticos y sancionan delitos electorales vinculados al cohecho y al uso y abuso de los recursos del Estado (empleados públicos incluidos), incrementan las sospechas y desconfianza ciudadanas en un grupo de personas que, sin disimulo, actúa como un comando “mazista” en una misión posible: fraude.
Ya lo hizo y lo sigue haciendo. Pese a sus “normas”, avaló la cuarta reelección ilegal del binomio oficial y, a diario, directamente beneficia al MAS con o sin motivo. Tal el caso de los actos públicos –(des)gobierno de Bolivia– que se transforman en actos de campaña de ese partido.
En efecto, cada día parece que se celebra un aniversario del ascenso “mazista” donde se entregan, despilfarrando recursos del erario nacional, obras cuestionables por su mala planificación y peor ejecución. No sólo inconclusas, refaccionadas o mal ejecutadas, sino también sin más sentido que pasar el día o justificar un viaje en helicóptero. La rentabilidad económica y social no importa. Tampoco la salud y las necesidades de la gente. La lógica “mazista” es entregar cualquier cosa –incluso escuelas con nombre y busto de bachiller– para justificar discursos y “saludos” que elogian el mundo al “verrés”: aciertos que son errores (La Haya), mentiras que, no obstante la inapelable aritmética, siguen siendo mentira (referéndum del 21F), justicia que degenera en crímenes (Hotel Las Américas, apresamiento y exilio de tantos opositores), protección del medio ambiente violando a la madre tierra y reprimiendo a los indígenas (Tipnis y Tariquía), silencios que enmascaran calamidades (“no sabía”, “nadie me había informado”) o una gestión dizque seria y responsable que expone a toda la sociedad a actos delincuenciales (Policía y sus nexos con el narcotráfico). En esta pasarela de “virtudes” (anormalidades), el sufrido ciudadano está más confundido que los opositores hablando de unidad y ¡exigiendo! ética y “transparencia” al TSE como si alguno de sus miembros fuera de cristal o delgado hasta la invisibilidad.
Si alguna virtud ética queda en Bolivia, el “mazismo” la desvirtúa o anula persiguiendo y atemorizando a la prensa independiente a través de sus movimientos sociales e implantando un sistema de persecución “legal” inédita en nuestra democracia. Y lo hacen con convicción: no con ética. Para los “mazis” existen dos Bolivias. La que ellos representan y la que reclama un Estado de derecho.
No hay elección. Frente al fraude electoral en proceso, hay que persistir en defender normas civilizadas que protejan y profundicen la democracia. La re re re elección del escolar y el bachiller no es un derecho humano, aunque ellos, por sus limitaciones intelectuales, así lo crean, respaldados por ministros que temen “perder la cabeza”, una COB secuestrada por sinvergüenzas y un partido político, MAS no MAS–1, que ha perdido el rumbo y sólo quiere imponer las convicciones de su irracionalidad, injusticia y violencia: así se destruye la democracia, así se favorece a los que violan las leyes, así se protege a los impostores, así se perpetúa el festín de los corruptos. Así, simplificando, no hay que actuar. Vale.