Medio: Nuevo Sur
Fecha de la publicación: jueves 22 de febrero de 2018
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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21F. Cambia, todo cambia
Gonzalo Chávez A.
Una sabrosa comida debe ser acompañada por un mejor vino. Un hermoso
atardecer frente al Illimani requiere dosis abrumadoras de una buena
compañía. Una sonrisa/sandía de una niña merece un abrazo redondo de oso
orureño. Una buena columna dominical sobre la libertad requiere de una
banda sonora a su altura. Esta columna la escribí con Mercedes Sosa en
directo en la vena, por lo que le sugiero que la lea escuchando a la
Negra cantando: Todo Cambia de Julio Numhause. Es muy fácil encontrar
esta música en el Internet.
“Cambia, todo cambia. Cambia lo superficial. Cambia también lo profundo.
Cambia el modo de pensar. Cambia todo en este mundo”. Cambia la piel de
la sociedad, cambia los horizontes de esperanza de la gente, cambia la
democracia que requiere de nuevas ideas y personas. Cambia el cambio
para no perder su esencia, que es fluidez, que es renovación profunda de
los ríos de la historia, pero también reverdecer de vientos
pendencieros y afilados que gritan cambio en otras lenguas. Pero no
cambia el amor de la gente por el cambio, y que en diáfana voz dijo, el
21F, cambie Presidente, dé paso a las nuevas generaciones con sus
mochilas de virtudes y su colección de defectos. Sea consistente con el
proceso de cambio, deje avanzar el proceso, no se amarre al árbol del
poder, suelte las riendas del futuro que ciertamente hay muchas manos
deseosas de tomarlas con el mismo amor que Usted, tal vez siguiendo sus
ideas o contra ellas, pero siempre avanzando. Esta es la virtud del
cambio en democracia y libertad que sabe aceptar que la fila avanza, que
por definición, el cambio requiere de cambios de aires y sombras. ¡Por
lo tanto cambiar no es extraño!, como dice la Mecha.
Quien se construye su museo en plena juventud política, comienza a vivir
del pasado pisado, de las glorias de la propaganda y el
adoctrinamiento, de los vivos/muertos y sus objetos. Es decir, ya no es
un militante del cambio, es una candidato a estatua. Los grandes del
ring saben cuando retirarse, no con un uniforme lleno de medallas y sí
como un líder semilla. Que lo recuerden por sus mejores goles y tardes,
que ciertamente fueron muchos, y no por sus errores, que también fueron
bastantes o por sus caprichos de quedarse con la pelota y la llave de la
cancha. Y si los jóvenes de estos tiempos no cumplen con el país, Usted
podrá volver, la democracia lo estará esperando.
“Cambia el clima con los años. Cambia el pastor su rebaño. Cambia el más
fino brillante, de mano en mano su brillo”. Cambia el clima político
después de 12 años, cambia la geografía del poder, cambia el surco de la
economía y la suerte de los precios de las materias primas, cambia la
forma del amor y desamor por la patria, cambia las heridas que piden
menos sal y más bálsamo y cariño, cambia las epopeyas políticas que
antes movilizaban gentes de esperanza en puño y que ahora son zombis que
repiten consignas, cambia la forma de la política que no quiere el
veneno mortal de la polarización, más bien exige la sabia del encuentro.
Cambie, Presidente, para entrar a la historia por la puerta grande. No
cultive, de por vida, el horizonte del odio, ni ayude a escribir el
eterno diccionario de los desaciertos que acompañan a los
autoritarismos. Confíe en nuestra gente, el cementerio está lleno de
imprescindibles, las nuevas generaciones, de jóvenes y mayores, están
listas para recibir la posta. Cambie y vea que hay muchos caminos para
construir un país más solidario, productivo y justo. En la variedad está
el gusto, en la circulación de ideas y personas está lo mejor de los
vientos de cambio, en la diversidad está la base del desarrollo, en la
heterogeneidad de propuestas y actitudes está el futuro de Bolivia. La
gente no caerá en la trampa del pasado, lo mostró varias veces, sabe
renovarse mirando hacia adelante. Usted fue la prueba de ello en 2006.
No vea el 21F como un voto contra una persona, mas bien vea como una
apuesta, de 2,6 millones de ciudadanos, por la vida que cada segundo
cambia y se renueva, como un homenaje a la libertad, como un tributo a
las sacrosantas reglas de juego que nos permiten vivir en paz, como una
pasión por el pacto civilizado que se construye con el voto. Además, el
21F es una gran oportunidad para honrar la palabra, para mostrar el
valor supremo de la confianza en el líder y en la colectividad.
“Cambia el sol en su carrera. Cuando la noche subsiste. Cambia la planta
y se viste. De verde en la primavera. Cambia el rumbo el caminante”.
Cambia el curso de los ríos voladores trayendo sequías e inundaciones,
cambia la tierra cuando se moja y se enoja, cambia los humores de la
luna trayendo nuevos oleajes y amores, cambia la forma de producir y
entregar el pan y la amistad, cambia la forma de comunicarnos, cambia
las hierbas que curan la indignación, cambia el significado de las
palabras y las cosas, cambia el no por el si.
Cambie Presidente y este 21F díganos que respeta su palabra y que no irá
a una cuarta reelección, recupere la Constitución, decrete el día del
reencuentro, de la democracia, del abrazo fraterno, y de la esperanza.
Permita que los bolivianos y bolivianas salgamos a las plazas a
intercambiar saludos y besos para seguir discrepando en paz como
ciudadanos y no como enemigos para que así sigamos por los otros
cambios. Exorcice los demonios de la violencia de los radicales, de
derechas e izquierdas, que quieren más sangre de hermanos. Usted es
parte del pasado y el presente le pertenecen, pero ya no el futuro,
aunque puede ayudarnos a cuidarlo y a reinventarlo con una decisión de
estadista. Cambia, todo cambia, inclusive el proceso de cambio. “Pero no
cambia mi amor. Por más lejos que me encuentre. Ni el recuerdo ni el
dolor. De mi pueblo y de mi gente. Lo que cambió ayer. Tendrá que
cambiar mañana. Así como cambio yo…”.
El autor es economista