Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 21 de febrero de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Entre ceja y ceja
El poder y la caída
Este fue el inicio verdadero del acceso al poder de Evo Morales. Allí terminó con el estigma de que un líder cocalero no podía aspirar a la Presidencia de la República. Los tres años siguientes desarrolló una estrategia de acumulación política y alianzas estratégicas, que finalmente le permitieron arrasar en las elecciones adelantadas de 2005 y dar inicio al denominado “proceso de cambio“, que ya lleva más de 12 años de implementación.
No fueron 12 años de coser y cantar. Evo Morales supo y pudo sortear, con enorme habilidad política, y no poca dosis de audacia y suerte, varios momentos difíciles que estuvieron a punto de truncar su ejercicio del poder.
Primero se batió con la férrea, aunque desordenada e ineficaz,
oposición de las regiones. En 2006, los prefectos de La Paz, Cochabamba,
Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando eran opositores; sólo Chuquisaca,
Oruro y Potosí eran del MAS. Esta querella se definió entre 2008 y 2009,
con una victoria inapelable del oficialismo, referendo revocatorio y
masacres del Hotel Las Américas, y Porvenir de por medio.
A fines de 2010, casi todo se va por la borda por un exceso de
confianza que llevó al Gobierno a intentar un “gasolinazo”, que fue
ampliamente resistido por la gente. Evo demostró su pragmatismo al
recular “obedeciendo al pueblo“, acción que repetiría en otras
situaciones álgidas, como la llegada de la octava marcha en defensa del
TIPNIS de 2012, que también hizo tambalear al régimen y, recientemente,
cuando decidió la abrogación del nuevo Código de Procedimiento Penal
ante la inatajable movilización ciudadana.
En los comicios a Evo Morales casi siempre le fue bien. Ganó elecciones
generales en 2005, 2009 y 2014 y, como mencionamos, se ratificó con
amplitud en 2008, ante el gigantesco error político de la oposición que
lo desafió en un revocatorio.
Su partido, el MAS, fue más irregular, ya que perdió importantes plazas de gobernaciones y alcaldías en 2010 y en 2015, y fracasó en las elecciones judiciales de 2011 y 2017. La única vez que Evo Morales perdió una elección, estando directamente involucrado, desde que es Presidente, fue el referendo para la reforma constitucional del 21 de febrero del 2016. Ese es el otro día que también recordará siempre Evo Morales, porque es el día que, de manera inequívoca, marca el inicio de su caída.
Ahora, ofuscado por el ejercicio de tanto poder, Evo Morales escucha a
corifeos que le aseguran que todavía puede “una vez más”, que debe
preservar “su legado” y que no debe permitir “el retorno de los
vendepatrias”. Ordena a unos obsecuentes que ofician de magistrados que
lo habiliten a como dé lugar y se dispone a librar una nueva batalla
definitiva. Y, lamentablemente, no oye a gente sensata que le dice que,
así como el pueblo lo acompañó durante tantos años, ahora, ese mismo
pueblo le pide que salga por la puerta grande.
Evo Morales y el MAS viven “el tiempo de las cosas pequeñas”, se
aferran al gobierno porque se impusieron los que enloquecieron con el
poder. Al frente tienen a la gente, que hoy día para y se moviliza en
defensa de la democracia y la libertad. Es el proceso de la caída de Evo
Morales que debe culminar pacíficamente en enero de 2020. Mañana … el
pueblo.
Ricardo Paz Ballivián es sociólogo.