Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 12 de mayo de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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El economista Flavio Machicado Saravia, exministro de Economía en los gobiernos de Juan José Torres y Hernán Siles Zuazo, en su libro Lecciones en Democracia explica los sucesos del final de ese gobierno cuando una grave crisis económica puso en riesgo la vigencia del sistema democrático. Machicado, junto a la jerarquía de la Iglesia de ese entonces, impulsó un “pacto social” entre las fuerzas sociales y políticas, para solucionar la crisis económica y una efectiva recuperación de la democracia.
En el Pacto de la Moncloa, dijo refiriéndose al pacto logrado por la clase política española en 1977 cuando todos los partidos políticos, a la muerte de Francisco Franco, lograron un acuerdo político e institucional que enfrentó a un enemigo común –en ese entonces–, la “Guardia Nacional”, así como ocurre actualmente en Bolivia.
Señaló que “en Bolivia el enemigo común es el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) frente a todos los demás. Porque la actual estructura de poder no tiene límites que defiendan el cambio o rotación presidencial ni el respeto a las instituciones donde coexisten los pesos y contrapesos que garantizan cualquier sistema democrático”.
“Para buscar el bien común, la sociedad debe encontrar principios con ciertos límites y reglas de juego. Contrariamente al absolutismo –del actual régimen– que va en contra del bien común, es decir, la “oclocracia”, que es una desviación de la democracia y significa gobierno de la muchedumbre, de la cual se vale el actual gobierno”, detalló.
“Una Constitución es en realidad un pacto político y social entre los habitantes de una nación. No es más que unos límites para el bien común, para neutralizar lo imperfecto del ser humano como la ambición, el rencor, la envidia… Los principios de la actual CPE defienden la democracia y la propiedad privada” afirmó.
“En realidad nuestra actual Constitución Política tiene principios democráticos sobre los que los partidos y la sociedad, en su conjunto, deberían hacerlos parte de sí mismos, es decir un pacto que cree una conciencia social” alegó.
En Venezuela, Nicolás Maduro ha generado Instituciones en contra de los principios básicos de la democracia y para congraciarse con la sociedad mundial simuló democracia, votación, señaló. Al presente la comunidad internacional rechaza su última elección por haber hecho fraude, vulnerando el principio fundamental de respeto al soberano. Situación muy peligrosa para Evo Morales, quien el 21F no respetó el voto del pueblo, sentenció.
Señaló que de eso se trata el pacto, que nadie juegue con su propia regla, con su propio peso. O sea que cada uno juegue de tal manera que la sociedad diga a quién le va a otorgar su confianza, afirmó.
“Porque cuando yo voto por alguien le estoy entregando parte de mi independencia, intereses, expectativas, le estoy depositando todo eso, –le digo– ‘usted administra’, y cuando vea que lo hizo mal, tengo el derecho de quitarle mi confianza. Entonces pierde legitimidad y ahí viene la controversia entre legitimidad y legalidad porque puede ser legal pero ya no legítimo”, afirmó.
Los pactos, los principios, el bien común se convierten en valores de la sociedad y por ello se cumplen y respetan, detalló. “La Constitución es un pacto que se convierte en valor en la medida en que se respeta. Un valor que se debe incorporar en nuestra conciencia social colectiva. Y eso fue lo que sucedió con el Pacto de la Moncloa en España”, añadió.
Conciencia social
En criterio del exministro, la conciencia social es algo mucho más complejo que la sumatoria de las conciencias personales, es un concepto mucho más amplio de valores comunes. Pero hay una sociedad que no ha leído la Constitución, no le importa y dice “eso es de los neoliberales o de los jailones”, lamentó.
“Desde que el niño empieza a gatear entiende qué es suyo y qué es tuyo, es decir la propiedad privada”, explicó. En el concepto de democracia están implícitos los valores de la propiedad privada, el crecimiento y todo lo que contiene el sistema capitalista que muestra un ordenamiento en el que se pueden dar crecimiento, innovación tecnología…, añadió.
El periodista José Andrés Rojo, editor del periódico español El País, sobre la posibilidad de un pacto en Bolivia explicó que en nuestros países este tipo de acuerdo tiene como principal enemigo a la “demonización del opositor político”, es decir que todo lo que hizo o hace su contrario es malo, ineficiente, negociado… Enfrentamiento, propio de gobiernos populistas, que impide lograr pactos para superar determinados problemas de un país, señaló.
Para alcanzar un pacto es necesario que los líderes políticos eviten el enfrentamiento y que aprovechen los aciertos del adversario para ponerse de acuerdo sobre la manera de resolver aquellos problemas, explicó.
Citó, como ejemplo, una situación en la que las principales fuerzas políticas contrarias cuenten con una votación muy similar –¿estará Bolivia en una situación parecida?–. En la que el ganador de las elecciones diga que sólo gobernará los cuatro años de su mandato, pida consejo al gobierno saliente –opositor– y busque concertar con todos los partidos para establecer políticas tendientes a superar los problemas.
Si uno de los puntos de un pacto social fuese asumir un plan de mejora de la educación desde el inicio de colegio hasta la universidad. Con encargados suficientemente capacitados, continuidad en el tiempo y con el respeto y apoyo de todos los gobiernos de turno: se lograría una mejor calidad educativa y una población más respetuosa de valores como el cumplimiento de las reglas de juego, la solidaridad, el trabajo en equipo, la honestidad, el esfuerzo…
Un ejemplo de ello es el asumido en la educación chilena. Y así, como este, se podrían seguir otras experiencias positivas como la australiana… Siempre adecuándolas a nuestra realidad. Para mejorar las bases de nuestra conciencia social y respetando lo positivo de la cultura boliviana, que es rica en valores.
El pueblo boliviano puede y merece continuar políticas de superación de los problemas. A las que asumiría con esmero y poniendo el corazón desde el hogar, la escuela y hasta los más altos mandos de servicio a la sociedad. Ello debe partir de acuerdos generosos entre la clase política que desciendan a toda la sociedad y comprometan a cada boliviano para un mejor y más justo futuro.