Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 10 de mayo de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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La frase en principio dejaba entrever cierta resignación “de época” y un cansancio inconsciente, incluso con aire de “pasar la posta al siguiente”. Empero, como él mismo no permite un “siguiente” dentro de su derruida estructura, lo tenemos angurriento, insistiendo con prorrogarse ilegalmente tras el 22 de enero de 2020 (término de su mandato).
Adicionalmente a esa prohibición de “cambio” al interior de su alquilada sigla, ellos saben que los oscuros intereses que todavía protegen les pasarán “factura”. Y dar cuenta ante sus “acreedores”, ya sin poder, les será difícil cuanto no letal. Por ejemplo, Carlos Romero, mucho se debe preguntar en estos días del narcoescándalo destapado: “¿Cómo será no ser ministro de Gobierno?”.
Ahora bien, tomándole la palabra a Evo en el sentido de que “sobre el cambio se necesitan otros cambios”, sin mucho esfuerzo y por cuestiones prácticas se podría sostener que se puede “cambiar de sentido al proceso”. Y hacerlo sin Evo Morales, porque legalmente ya no puede y porque irreversiblemente está desgastado.
En ese marco de “cambio de sentido en el proceso”, por ejemplo, debemos señalar que Evo siempre se menospreció frente a Carlos Mesa, su contrincante más significativo, según encuestas que ambos provocan. Morales afirmó varias veces que “no hubiera sido Presidente si Mesa hacía lo que él hizo”. Específicamente si “nacionalizaba” los hidrocarburos.
Con tal menosprecio Morales, prácticamente dijo que Mesa “podría ser Presidente” si tan sólo hace “lo elemental”. Desmitificando el que “sólo Evo lo puede hacer”. Con lo que Mesa podría sostener una fórmula de campaña en torno a:
“Continuar” (lo “bueno”), corregir (lo “malo”) y “hacer” lo que Evo NO hizo. E incluso afirmar tener una “agenda 2025” (de transición)”, en base a la Agenda Patriótica 2025, ya que la misma, al haber sido elevada a rango de Ley el 2015, es de cumplimiento obligatorio, independientemente de Evo y el MAS.
Esta simplificación del “continúo, corrijo y hago”, lejana del contenido ideológico que otrora se exigía, obedece a cuestiones de practicidad y a que el electorado -altamente desencantado con Evo-, busca desalojar al inquilino contumaz del poder. Esa es la “primera necesidad” política.
Por otro lado, siempre en el marco del “cambio de sentido en el proceso” (que se traduce en continuar, corregir y hacer), fácilmente se podrá “borrar” al Evismo de la memoria colectiva en los primeros años de transición. Porque mientras los escándalos los hundan, el siguiente gobierno deberá perseguirlos judicialmente -sin amnistía alguna- para que respondan y dedicarse a ejecutar los millonarios contratos de deuda pública, y de venta de energético -sin logos caudillistas y respetando a las autoridades ediles y departamentales en la entrega de obras-.
Es decir, que la estabilidad económica de la transición estará garantizada porque: 1) existen millones de dólares contratados por concepto de deuda por el régimen saliente, que serán honrados por el siguiente gobierno; 2) existen millones de dólares comprometidos contractualmente por venta de gas con los países vecinos, así como nuevos mercados energéticos; 3) el contribuyente no va a dejar de tributar y tampoco se la van a imponer otros tributos adicionales; 4) no se alterará el tipo de cambio de la divisa; 5) se “rebautizarán” algunos bonos y se asignarán otras fuentes de recursos para “crear” nuevos bonos; 6) se rebajarán tarifas de servicios básicos con lo que se deje de regalar a las trasnacionales petroleras. Y así. No se requerirá implementar medidas de “shock” ni en el ámbito fiscal, ni en el cambiario, ni en el social.
La memoria colectiva sólo recordará al último gobierno que lo ejecute, sin ningún esfuerzo “ideológico” más que “continuar, corregir y hacer”, “cambiando de sentido al proceso” sobre la marcha.