En el Chaco, las autoridades de Yacuiba, Caraparí y Villa Montes lanzan amenazas y advertencias, pero a la vez, empiezan a reabrir su propio debate victimista, que ayuda a cubrir las incapacidades de gestión: no es de recibo llorar por el IDH pasado sin rendir cuentas de lo que se ha hecho con el 45 por ciento.

Tal como se han dado los acontecimientos, las secuencias, y los cambios de criterios, la demanda de modificar la Ley del 45% parece tener un claro objetivo: lograr apoyo al proyecto de explorar la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía

Unos y otros calculan en función del interés político personal inmediato. Ni siquiera piensan en el interés del Movimiento Al Socialismo, cuyos responsables en el departamento se jalan de los pelos ante el nuevo embate que pone unos contra otros a los municipios donde más votos cosecha, pero que a la vez son incapaces de cerrar el debate de una buena vez.

En estos debates de urgencias, en los que el verde dólar ciega cualquier tipo de razonamiento, el interés departamental suele ser lo más olvidado; la cohesión está tocada desde la propia concepción del modelo autonómico que nos dotamos en su momento, y el problema pasa ahora por como retroceder de mutuo acuerdo.

En el debate hay un error de concepto central, que sin embargo los asambleístas obvian en su análisis. Las regalías son departamentales y así lo dice la Constitución. Es cierto que últimamente se ha puesto de moda saltarse la Carta Magna o legislar en su contra y que los asambleístas departamentales llevan meses dándole vueltas a eso mismo para otros asuntos, pero el asunto modificaría centralmente el equilibrio constitucional.

La entrega de regalías cada vez en unidades más pequeñas, no solo genera desigualdades cada vez más grandes: Tarija recibe mucho más que Potosí; Entre Ríos recibiría mucho más que Yacuiba, etc; sino que diluye el poder de resistencia en la toma de decisiones.

Lo que procede no es una Ley de Redistribución de Regalías apoyada en el provinciano resquemor entre chapacos y chaqueños; sino un Pacto Fiscal que priorice temas y objetivos, como el que en su momento facilitó la entrega del 45% de las regalías al Chaco, la provincia más rica y a la vez más olvidada y pobre del departamento, y que aún hoy sigue arrastrando índices intolerables de pobreza y desnutrición tras el desfile de millones.

Lo cierto es que tal como se han dado los acontecimientos, las secuencias, y los cambios de criterios, la demanda de modificar la Ley del 45% parece tener un claro objetivo: lograr apoyo al proyecto de explorar la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, y que está entre ceja y ceja del Gobierno, ya con contrato vigente en favor de Petrobras.

Ambos proyectos han caminado de la mano, y mientras la exploración avanzaba y el cambio normativo se estrellaba con la realidad política y legal que lo impide, el propio Evo Morales ha incentivado la confusión con aquello de que “primero dejen explorar y luego hablamos” que señaló el año pasado.

Con las regalías departamentales, se pretende que solo los habitantes de la Reserva decidan el futuro de un enclave fundamental para el ecosistema en Tarija, y ya la simple expectativa de lucro ha vencido las resistencias en el lugar. Cualquier cambio tendrá siempre un vencedor: las petroleras.