Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 06 de mayo de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Mesa respondió en su blog señalando que evidentemente se había realizado una transacción a raíz de la venta de un departamento de sus padres aquel año. Según el expresidente, el departamento fue comprado por Blanca Grimanesa Hinojosa, pero el depósito fue efectuado por Medina. Hinojosa, que ahora se sabe también ha sido empleada de reparticiones estatales, habría sido novia del exdirector de la FELCC en aquella época.
Pero, como en toda disputa electoral, la diputada sugirió que los 30.000 dólares, que el excoronel Gonzalo Medina depositó en una cuenta de Mesa, son parte de un lavado de dinero. “Hay un vínculo demostrado documentalmente entre Mesa y este excomandante hoy investigado por narcotráfico”, dijo Rivero.
Golpe efectivo en términos de campaña, aunque deja preguntas sin respuesta. No parece nada irregular que hace 10 años el policía Medina haya pagado por un departamento para su novia, pero sí lo es si ya entonces estaba involucrado en actividades relacionadas con el narcotráfico. De ser así, la preocupación es también cómo se lo asciende y se lo nombra director de la FELCC de Santa Cruz en 2016.
Sin responder aún a esta interrogante, contraataca Carlos Alarcón, abogado de Mesa, quien plantea que con sus declaraciones Rivero está sugiriendo que desde hace 10 años Medina ya tendría vínculos con el narcotráfico, y plantea que se la convoque como “principal testigo”.
Antes de que se produzca el desenlace de esta saga, otro tema llega a cartelera, y es la pugna interna dentro del MAS, expresada sin censura por el exdirector de la empresa mexicana Neurona Consulting, César Hernández Paredes, quien en un par de post de Facebook agradece con nombres, apellidos y fotografías a los funcionarios gubernamentales y activistas del MAS que facilitaron su llegada a Bolivia para suscribir contratos millonarios con el Estado y le habrían dado recursos para hacer campañas en otros países. El tema merece un comentario aparte, pero junto con el primero, esbozan ya el tono afilado de la guerra electoral que se avecina y que, como se ve, se jugará entre bandos y en filas propias con igual bravura.