Al escándalo por los viajes al exterior se suma la suspensión de sesiones por falta de cuórum; es decir, por la inasistencia de algunos concejales que, justificada o no, representa nomás una conducta irresponsable.

Tomando en cuenta que la correlación de fuerzas en este Concejo es variable, especialmente en el bloque opositor, es difícil determinar cuándo comenzó la crisis. Como las confrontaciones comenzaron prácticamente desde el inicio de la legislatura, no sería aventurado decir que este Concejo nació conflictuado.

La oposición no es homogénea. La alianza entre lo que fue (¿o sigue siendo?) Potosí MOP y Unidad Nacional (UN) se fraccionó bien pronto, particularmente por el enfrentamiento entre Eloy Relos y Azucena Fuertes que fue el síntoma más visible de una división que ahora, cuando ha surgido Demócratas en el panorama político nacional, no permite sabe quién es quién en el grupo que no responde al MAS.

La situación de la UN en el Concejo es incierta. Como se sabe, pero se recuerda poco, Luis Alberto López fue sometido al tribunal de honor de su partido y, desde ese anuncio, poco o nada se sabe de su situación partidaria. Que ahora haya decidido viajar, con todo y las críticas de las juntas vecinales, hace suponer que está actuando al margen de su partido.

Pero la bancada del MAS tampoco es una taza de leche. La actual presidenta del Concejo, Cledy Ruiz, fue elegida en las listas de ese partido pero debido a su alianza entre el partido con Alianza Social (AS), la agrupación de René Joaquino. Debido a ello, su actuación no es de sometimiento al MAS y es la que ha ocasionado más dolores de cabeza al proporcionar informes sobre el costo de los viajes de los concejales. Su confrontación con Olga Vilacahua, del MAS, en un momento en el que esta la acusó de “querer resucitar un cadáver político”, en aparente alusión a Joaquino, es una muestra de que las cosas no andan bien en el bloque oficialista.

Ese confuso panorama político es apenas un síntoma del estado de descomposición en el que ha caído el legislativo municipal potosino. La irresponsabilidad de la mayoría de sus miembros, que se traduce en inasistencias y retrasos en el trabajo de comisiones, se hace cada vez más evidente y ahora, cuando ya estamos a punto de ingresar en la recta final de su gestión, apunta a señalar a esta legislatura como la peor de la democracia municipal superando, incluso, a su antecesora que se caracterizó por los enfrentamientos personales.

La lista de falencias de un Concejo que ni siquiera es capaz de aprobar a tiempo simples actos de distinciones es tan larga que no cabría en este espacio.

Hay que apuntar que, al margen de los resquebrajamientos partidarios, una de las razones por las que se convirtió en un “concejo tranca” es la intención manifiesta de algunos concejales de oposición de entorpecer la gestión del alcalde y, de ser posible, sacarlo del cargo.

Este y cualquier alcalde deben ser fiscalizados. Acusaciones como la de la compra irregular de máquinas de tejer deben aclararse pero, al margen de eso, los opositores tienen que admitir que su afán de confrontar al ejecutivo se tradujo en perjuicio para el pueblo potosino.