Medio: La Patria
Fecha de la publicación: martes 30 de abril de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Apoteosis (palabra griega que significa "contarse entre los dioses", divinizar, deificar; apo: idea de intensidad; theo: Dios; osis: formación, impulsión) se llamaba a una ceremonia que hacían los antiguos para colocar en el número de los dioses o héroes a los emperadores, emperatrices u otros mortales.
Esta voz tiene el mismo sentido entre los griegos, que el "divus" entre los latinos. El origen de la apoteosis se remonta casi al de la idolatría -gr. eidolon: imagen, figura, latreia: adoración. Esta ceremonia, originaria de Oriente, de donde pasó a los griegos y después a los romanos, estaba fundada en la opinión de Pitágoras tomada de los caldeos, de que los hombres virtuosos serían colocados después de su muerte en la clase de los dioses. La apoteosis estuvo en uso entre los asirios, los persas, los egipcios, los griegos y los romanos.
Las apoteosis o deificaciones pasaron de los griegos a los romanos. Los primeros no concedían estos honores sino por la autoridad de un oráculo y los romanos por un decreto del senado.
A partir de César, el resto de los emperadores que le sucedieron fueron colocados de forma automática en un pedestal, considerados dioses para el pueblo.
Entonces ¿alguna semejanza con el régimen actual del Estado Plurinacional de Bolivia?
Este "honor", se hizo muchas veces mientras el emperador se encontraba con vida aún, cosa que venía de la mano de las legiones de aduladores que poseían en cada época.
Hoy tras miles de años, los regímenes totalitaristas, tienden a divinizar a sus líderes con un aberrante culto al ego y a la personalidad del caudillo de turno mediante la edificación de palacios, museos, etc., amén de la omnipresencia de la cara del dictador en cada sello o propaganda oficial.
Es la triste realidad de los países que poseen dichos regímenes, asimismo las legiones de aduladores no tardan en declarar, aprovechando los bien pagados (por el gobierno obviamente) medios de comunicación, auténticas barbaridades que de no ser por la seriedad con la que se dicen llegarían a ser bromas de mal gusto.
Tal es el caso de que en fechas recientes, los ministros, viceministros, jerarcas y acólitos del gobierno de turno compararon al presidente con el mismo Jesucristo, como un enviado de Dios, etc., así como personas hoy autodenominadas como de "oposición" no dudaban en elogiar profusamente al presidente comparando su figura con Bolívar y colmando sus escritos de palabras laudatorias.
¿Qué es lo que pasa?
El turbador panorama de deificación presidencial en apariencia deja ver que los beneficios, intereses sectarios y la nefasta politiquería gobiernan que quienes por mandato popular (no "divino") deberían de estar gobernando más y adulando menos.
Mientras sigamos con esa falsa política de adulación y en la práctica apoteosis plurinacional, se le seguirá mintiendo, desnaturalizando y quitando el futuro del pueblo.
Fundamentalmente de forma, definitiva, esta hipocresía disfrazada de la conveniencia coyuntural, debe de finalizar y así el, autentico soberano, podrá decidir sobre su propio destino.