Medio: El Día
Fecha de la publicación: domingo 28 de abril de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En ese contexto, Bolivia desde muchos años atrás vive una situación insalvable en ese triángulo virtuoso entre narcotráfico, corrupción y poder. Jaime Paz Zamora, expresidente de la república, en el periodo 1989-1992, y máximo líder del otrora Movimiento de Izquierda Revolucionaría (MIR) describe cómo hoy el fenómeno ha alcanzado dimensiones extremas y de escándalo que dejan a Bolivia con pésima imagen hacia el mundo.
Además, Paz, hoy candidato a la presidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), descarta algún parangón posible de lo que sucede hoy (en los 14 años del gobierno de Evo Morales), comparado con la administración del periodo neoliberal, donde también se desataron hechos ligados al poder con el narcotráfico, como fueron: el caso Huanchaca, los narcovínculos, el caso Barbas Choca, entre otros.
P. ¿Con la situación actual, la lucha contra el narcotráfico es una batalla perdida?
J.P.Z.: Lo que pasa hoy en día no es lo mismo que muchos años atrás. Hoy día es una contaminación total. Años atrás, podía decirse que fulano o algún narcotraficante conocido por Santa Cruz, por ejemplo, hacía las bodas de su hija en el Beni, con invitados de todo el país. Éramos como una especie de caricatura de lo que después pasó a ser lo es hoy en Bolivia. Es una contaminación total. Por donde pones el dedo salta la pus del narcotráfico.
P. ¿Cómo se explica todo eso?
J.P.Z.: De manera clara y sencilla: que los propios productores de la hoja de coca (materia prima de la cocaína) están ahora en el poder. Si algún poder está hoy en día en Bolivia en el manejo del Estado, es ese que nace en el Chapare, por su liderato y por todo. Además, no estoy diciendo algo que sea oculto, sino que está demostrado porque el propio presidente, que lleva casi 14 años en el poder, sigue como líder máximo y al mismo tiempo preside las seis federaciones del trópico. Más claro que eso no puede ser. No es una acusación sino que el propio presidente lo muestra. En esas condiciones la realidad está clara.
P. ¿Es momento de sincerar estas cosas?
J.P.Z.: Es que tampoco es un misterio. Si la hoja de los Yungas sirve para el “acullicu” (masticación o boleo) y para las formas tradicionales de consumo en Bolivia, está claro que el 95% de la producción de la hoja producida en el Chapare y las seis federaciones del trópico, va al narcotráfico.
En ese sentido si. Ya es hora que tomemos en cuenta todas estas cosas y ya dejemos de hablar en secreto; que lo digamos de frente para entender por qué está ocurriendo todo esto.
En ese contexto, el presidente tendría que empezar mostrando su separación de las seis federaciones del trópico, asegurando que no está contaminado con los que producen la materia prima de la droga. Para ello debe, el presidente, renunciar a la secretaría ejecutiva de dicha organización, para mostrar una nueva señal de cambio. Es que todo esto, estructuralmente está contaminando instituciones del Estado como la Policía, las Fuerzas Armadas, entre otros. Lo cual es muy complicado para la imagen del país hacia el mundo.
P. Pero esta situación en el pasado tampoco ha sido ajeno como el caso de la dictadura de García Meza y en el periodo considerado neoliberal. ¿No es una situación compleja?
J.P.Z.: Es cierto, pero eso fue una cosa muy diferente. No confundamos, eso (de García Meza) tenía que ver con un gobierno dictatorial de golpe de Estado. Yo diría que no es lo mismo que un gobierno democrático legítimamente elegido por el pueblo esté en la situación como está ahora a lo que fue en un periodo dictatorial, totalmente ilegal.
Lo de García Meza fue un golpe de Estado de un grupo de militares contaminados con la droga, como no tenían plata porque fueron bloqueados internacionalmente, empezaron a hacer recolección de dinero del narcotráfico dentro el país para sostenerse en el gobierno. No tenían ingresos, salvo el militarismo argentino.
P. Pero en periodo democrático, el caso Huanchaca contaminó al gobierno del MNR. ¿No es un caso emblemático?
J.P.Z.: Tampoco es comparable con lo que hoy ocurre. El caso Huanchaca fue un operativo de la DEA, era una acción de los gringos, donde mataron a un ilustre señor, para que la sociedad cruceña que convivía con narcotraficantes se separara. Y lograron el objetivo, y eso fue parte de una guerra psicológica: asesinaron a don Noel Kempff Mercado y toda la sociedad cruceña tomó conciencia de la barbaridad de lo que estaba ocurriendo y empezaron a aislar a los narcotraficantes que convivían en la ciudad de Santa Cruz con todos los demás. Ese fue otro tipo de operativo que no tuvo que ver con el gobierno boliviano y menos con el Estado. Es decir la DEA hizo varios operativos en función política en algunos y en especial para demostrar que en Bolivia estaba ocurriendo todo eso.
P. ¿En el caso de su gobierno cómo encaró este tema que siempre fue candente?
J.P.Z.: En mi gobierno, si alguna discusión yo tenía con la DEA de los Estado Unidos, ellos me querían convencer que en Bolivia era un país que producía clorhidrato de cocaína, pero yo les dije que no; solo se produce pasta básica que se refiere en Colombia. Y cuando dejé el gobierno y para confirmar me hicieron el operativo ese: que sale un avión en el aeropuerto de La Paz en el gobierno de Sánchez de Lozada, cuyo ministro era Carlos Sánchez Berzaín, en el que los pasaportes de los pilotos del avión son tramitados por el Ministerio del Interior con la DEA, con cuatro toneladas de cocaína en el avión que es agarrado en Lima (Perú) para demostrar lo que yo no les aceptaba: de que Bolivia era un productor de clorhidrato de cocaína. Y lo dejaron demostrar: si salen cuatro toneladas de droga en un avión del país, entonces ese país produce clorhidrato de cocaína. Ese fue otro operativo de la DEA, no del gobierno.
P. ¿El caso narcovínculos que lo relacionó a usted y algunos miembros de su partido?
J.P.Z.: Ese caso, por ejemplo, es lo mismo. Fue un operativo de la DEA norteamericana contra un presidente que se había pasado durante todo su gobierno diciendo que “la coca no era cocaína” y que en el contexto internacional les habíamos ganado en el combate internacional ideológico. Habíamos posicionado la tesis de que la coca para hacerse cocaína necesitaba los precursores químicos que producían los países consumidores, es decir, los países industriales. Entonces, ese era mi tesis y que les molestó muchísimo. Y fue aún más grave, cuando en mi gobierno yo requisé un avión norteamericano que fue hallado positivo con drogas. Se trató de un Jeet que pasó la Fuerza Aérea. Y no solo fue eso, cuando invité a Fidel Castro a que visite Bolivia, se agravó la situación en mi contra aún más, colaborado por el gobierno y el ministerio de interior de turno (gobierno de Sánchez de Lozada). Pero fue un operativo montado posterior a mi gobierno, hecho por la DEA en el nivel de objetivo de dicha instancia norteamericana con un invento para asustar en el mundo político que por entonces, yo tenía la preferencia más alta en escenario político del país.
P. En su gobierno se dictó un 'perdonazo' para narcotraficantes. ¿Fue un error esa medida?
J.P.Z.: No fue un error; fue un gran éxito, porque evitamos una masacre de gente en Santana de Yacuma. Lo que quería la DEA era que entre el ejército a acribillar a los narcotraficantes identificados en dicha población. Es más, cuando fui invitado por el presidente de Estados Unidos, George Busch (padre), yo le dije que el ejército no ingrese en la lucha contra el narcotráfico.
Y de vuelta al país, ante la DEA yo le dije: no colombianicemos y menos mexicanicemos Bolivia, que en realidad eran unas cuantas familias ligados al narcotráfico. Ahí surge el perdonazo que por entonces, ya Colombia había aplicado. Con esa medida les transmitimos a esa gente diciendo: entréguense a la justicia boliviana, se les va a aplicar la ley boliviana impecablemente y la gente se acogió a dicho perdonazo. Al primero que se acogió (no recuerda el nombre), le dimos 12 años de prisión y el resto en el gobierno de Sánchez de Lozada recibió solo cuatro años. Toda una paradoja. En el fondo, con el perdonazo salvamos la dignidad nacional, evitar la masacre de bolivianos y lograr que esa población se libere del narcotráfico.
P. ¿Cómo ve la actual situación?
J.P.Z.: La política antidroga actual está de mal en peor. La situación no ha cambiado en nada de antes, lo único cierto es que el narcotráfico como en la época dictatorial de García Meza, se viene haciendo estatal. Lamentablemente, la lucha antidroga ha sido un fracaso, dado que se cultivan más hectáreas de hoja de coca, cualquier operativo fuera del país está relacionado a droga procedente de Bolivia y en gran parte de ellos de bolivianos. Lo preocupante es que está penetrando a toda la sociedad, es un peligro real, los resultados que se tiene día a día son los que cuentan, no los shows políticos que hace el gobierno. Si algo diferente hay es que ha cambiado para lo peor.
P. Lo que hoy se devela con dos altos oficiales involucrados en el narcotráfico, ¿fue gracias a la DEA?.
J.P.Z.: Pero segurísimo. El presidente Morales tiene la ingenuidad de decir que la DEA no está acá. Pobrecito, no sabe lo que está diciendo. Es cierto que formalmente no está pero quién hace los destapes como este caso (del coronel Gonzalo Medina Sánchez y del capitán Fernando Moreira Morón), es la DEA, porque de dónde vamos a descubrir que hay viajes a Panamá y todos los nexos, dado que no tenemos como país servicio de inteligencia de ese nivel, con fotografías y todo. Entonces, eso es pura DEA. El presidente que no nos venga a decir que (dicho organismo norteamericano) no está aquí y en todos los países vecinos.
P. ¿Sigue sosteniendo que coca no es cocaína?
J.P.Z.: Yo lo dije en su momento, era contra los gringos y contra el imperio. Ahora sigo sosteniendo pero para que los cocaleros no permitan que la coca se vuelva cocaína. Además, lo más grave con este gobierno se ha emitido una Ley de la Coca que es perversa. Se premia no a los que producen la hoja de coca para el acullico sino para aquellos que producen para el narcotráfico.
P. Se menciona que el narcotráfico mueve 3.500 millones de dólares año. ¿Qué criterio tiene?
J.P.Z.: Es que todo eso es parte del modelo económico de este gobierno (de desarrollo productivo social). Al país ingresa plata por el gas, un poco de la minería, la agricultura cruceña, las remesas del exterior y finalmente de la droga que es un porcentaje mayúsculo. Además la droga es la que incentiva el contrabando y la informalidad de la economía en Bolivia. Es un problema incluso para los municipios que no saben cómo afrontar, dado que proviene de la cadena del narcotráfico.
P.¿Qué hacer para afrontar todo esto?
J.P.Z.: Ganar las elecciones de octubre y cambiar este gobierno. No hay otra alternativa. En mi caso yo ya tuve una política antinarcóticos. Supe negociar muy bien este tema de la lucha contra el narcotráfico pero cuesta mucho dinero. Por entonces al presidente Bush le he planteado, si se quiere pelear seriamente quiero que me abra el mercado norteamericano sin pagar aranceles para la producción boliviana y se abrió, algo que este gobierno lo cerró. Segundo, le pedi la renegociación de la deuda externa con Estados Unidos y lo logramos: nos condonaron la deuda bilateral con Estados Unidos de 570 millones de dólares por entonces. Y tercero, les pedí que vengan a invertir a Bolivia para generar trabajo alternativo. Todas esas son sanas intenciones que debemos reactivarlas. No hay mayores secretos en todo ello.
20 Años
Pasaron de cuando fue ungido por primera vez como presidente de la república.
2012 Año
En que Paz Zamora y el MIR tuvieron su última participación en la política.
"Formalmente la DEA norteamericana ha sido expulsada por el gobierno de Evo Morales, pero en el fondo dicho organismo antidroga sigue presente en el país. El presidente Morales tiene la ingenuidad de decir que la DEA no está acá. Pobrecito, no sabe lo que está diciendo.