Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 23 de abril de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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No es posible pensar en gobiernos eficientes, en políticos que no abusen del poder y en el respeto a las leyes, sin la vigencia de dos derechos fundamentales de cualquier sistema estatal sano: el derecho a la información y el derecho a la comunicación, pilares fundamentales de la libertad de prensa y de expresión.
El primero asegura una ciudadanía plenamente informada de los asuntos públicos y de la forma cómo se administra el Estado. El segundo resguarda las garantías de cualquier ciudadano a emitir sus opiniones por todos los medios, sin censura previa y sin recibir castigo alguno ante la expresión de disidencia frente a los poderes dominantes.
Lamentablemente, la lista de los países altamente respetuosos del ejercicio de la prensa se mantiene inamovible y corresponde a naciones como Noruega, Suecia, Finlandia, Suiza, Dinamarca, Nueva Zelanda, entre otros, donde la libertad comunicacional es directamente proporcional a la salud de la democracia y por supuesto, a las excelentes condiciones de vida.
La ciudadanía ha comprendido que la vigencia del pluralismo, la multiplicación de las voces y de las miradas que supervisan el quehacer político, le resta la capacidad de transgresión a los gobernantes, reduce las posibilidades de abuso y mejora sustancialmente la gestión a favor de la ciudadanía, del desarrollo y de la prosperidad del conjunto social. En el resto de las naciones y en diferentes medidas, los pueblos todavía están dispuestos a sacrificar la libertad individual, seducidos por los cantos de sirena de los caudillos, de las promesas del colectivismo y la utopía del bien común otorgado por un estado fuerte, capaz de aplastar las garantías de las personas, entre ellas la capacidad de expresarse libremente.
RSF afirma que es sorprendente cómo se ha deteriorado la libertad de expresión en países que habían conseguido avances históricos. Hablamos de Estados Unidos y de naciones europeas, donde “la hostilidad hacia los periodistas e incluso el odio del que se hacen eco dirigentes políticos, ha acabado provocando agresiones más graves y frecuentes".
En el caso boliviano, RSF no tiene dudas que el régimen político mantiene en marcha un proceso de aniquilación de la prensa independiente y sus métodos están plenamente identificados. “El Gobierno del presidente Evo Morales, controla la información, censura y hace callar a las voces más críticas del país, lo que genera una fuerte autocensura entre los periodistas”, dice el informe, que ubica a Bolivia en el puesto 113 de 180 países analizados.
RSF no tiene dudas que el régimen boliviano mantiene en marcha un proceso de aniquilación de la prensa independiente y sus métodos están plenamente identificados. 'El Gobierno del presidente Evo Morales, controla la información, censura y hace callar a las voces más críticas del país, lo que genera una fuerte autocensura entre los periodistas'.