Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: miércoles 24 de abril de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La confianza también se traduce en el pacto entre empleados de diversas oficinas para contratar un minibús particular que les haga llegar a tiempo diariamente a sus fuentes de trabajo a cambio de un pago mensual.
La confianza se traduce también en la certeza que tiene un exportador para que su producto llegue hasta mercados lejanos (donde no controla directamente a los intermediarios, a los transportistas o vendedores situados en otros países) y luego obtenga el pago respectivo.
En otras palabras, la confianza es uno de los pilares para el desarrollo de una nación. Es una de las fuerzas que configuran a la sociedad, según la investigadora Carolina Ovares.
“La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro, hipótesis que ofrece seguridad suficiente para fundar en ella una actividad práctica”, según el filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel.
Si se aplican dichos criterios a la coyuntura política y más concretamente al accionar del candidato Carlos de Mesa, se tienen los siguientes hechos:
Entre 2009 y 2016, De Mesa —historiador— escribió al menos cinco artículos en los que elogia al presidente Evo Morales, llega a compararlo con el libertador Simón Bolívar y destaca la solidez de la economía boliviana.
Sin embargo, en los últimos días cambió, dio un viraje, se desdijo y ahora indica que “necesitamos un nuevo rumbo”.
Hace poco, el postulante habló de terminar con el rentismo, pero después retrocedió.
Luego dijo que no suprimirá los bonos vigentes, ni privatizará, ni cree en políticas neoliberales, ante lo cual el ministro de Comunicación, Manuel Canelas, respondió que si se trata de mantener lo que ya se aplica en el actual Gobierno, no hay “nada nuevo” en la propuesta expresada por De Mesa.
Es más, el candidato presidencial de Comunidad Ciudadana (CC) propuso una ley que garantice la separación entre Estado y religión, pero luego dejó de lado su idea.
Durante su gestión como presidente, De Mesa renunció al menos tres veces, pero ahora postula al cargo que él mismo repudió y dejó.
También renunció a la vicepresidencia en la gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Tras la Masacre de Octubre de 2003 por parte de Goni, el postulante de CC prometió “justicia” a los alteños, pero de manera contradictoria se negó a testificar contra Sánchez de Lozada en el juicio que las víctimas le siguieron en un juzgado de EEUU.
De Mesa dijo que no tenía una cuenta bancaria en el exterior, pero luego indicó que se olvidó que sí la tenía.
Sostuvo que no cobró por su vocería en la demanda marítima, pero dos diputados demostraron cifras millonarias de los gastos de él y de su equipo.
Días atrás, el aspirante presidencial condenó a los legisladores que pidieron la intervención de EEUU en asuntos internos de Bolivia, pero la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, le recordó que él pidió en el pasado inmunidad en Bolivia para militares estadounidenses.
Quizá por ello el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, manifestó que De Mesa “hoy día tiene una opinión y estoy absolutamente seguro de que mañana va a cambiar”.