Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 19 de febrero de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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El 21F y el modo de vida que hemos elegido
Las características autoritarias del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) sólo se han hecho evidentes para la mayoría de los bolivianos en el último par de años, pero ya eran perceptibles desde el 22 de enero de 2006.
El planteamiento que el nuevo gobierno hizo entonces se apoyaba en la negación de todas las visiones del pasado o el futuro del país que fueran diferentes de la suya. Además, su práctica arrebataba a quienes hacíamos política fuera del MAS el trato de compatriotas, bajo el supuesto de que para nosotros resultaba imposible desear el bien del país y trabajar por él.
Estos eran comportamientos contrarios al pluralismo democrático y a la búsqueda de la verdad, y nos advertían que no podíamos esperar que un gobierno así se mantuviera leal a las normas y las instituciones que había prometido defender. Por desgracia en ese momento no fueron muchos los que se dieron cuenta de ello, ya que la mayoría estaba engañada por su rencor al sistema político anterior y por la ilusión que despertaba el ascenso de un movimiento supuestamente diferente de todos los demás, que prometía actuar de manera renovada para rehacer Bolivia desde sus cimientos.
La confusión ideológica de entonces constituía un obstáculo difícil de superar, así que es afortunado que hoy se haya disipado. Este salto fue posible gracias al referendo del 21 de febrero de 2016, que sirvió para que la mayoría de la población tomara consciencia de la estrategia de acaparamiento del poder que ejecuta el MAS, del caudillismo de Evo Morales, y de los peligros que todo esto representa para la conservación del modo de vida que tenemos y que orgullosamente llamamos “democrático”.
No olvidamos que elegimos ese modo de vida durante una larga historia de prueba y error, a través de grandes confrontaciones sociales y gracias a la orientación, y el sacrificio de los mejores bolivianos, algunos de los cuales dieron su vida por él.
Es un modo de vida que, aunque no sea perfecto ni haya sido practicado de manera impecable, probó su eficiencia para resolver pacíficamente las disputas políticas que antes ensangrentaban al país y que encaminó a Bolivia por la senda del progreso material, y la integración social. No cabe duda de que los progresos del país en todos los indicadores económicos y sociales durante los últimos 40 años fueron resultado de, entre otras cosas, la erradicación de las dictaduras militares.
Y es evidente que el proceso liderado por Evo Morales habría sido imposible sin las bases institucionales, de tolerancia y respecto a la voluntad popular que creó la democracia. Con lo que se da la paradoja de que los que más se beneficiaron por el respeto mayoritario a las premisas del sistema democrático sean quienes primero consideren superfluas estas premisas y los que menos hagan por preservarlas.
Nosotros en cambio queremos perseverar en este compromiso, porque sólo así aseguraremos a nuestro país, a las nuevas generaciones de bolivianos, que podrán vivir en paz.
Sólo en el marco de la democracia, del respeto de las normas e instituciones democráticas, del cumplimiento de la ley por encima del interés personal y de la alternancia de los cargos ejecutivos, unos u otros grupos de compatriotas podrán luchar por el poder, sin por eso dejar de contribuir al engrandecimiento del país ni a la conformación de una comunidad que nos acoja, nos dé valores y nos ayude a realizarnos plenamente.
Samuel Doria Medina es presidente de Unidad Nacional.