El que inauguró la idea de que Evo es un enviado de Dios fue el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu, el mismo que entró al cargo por la ventana. Le siguió el músico Gonzalo Hermosa que, para mayor seña, fue funcionario del gobierno de Goni. Luego, el concejal de  Shinahota  Raúl Cruz Veizaga  vaticinó que Evo gobernará hasta que Dios quiera, como si en Bolivia no hubiera Constitución. Y, el alcalde de Tacopaya, Felipe Sánchez, dijo que a Evo lo comanda Dios. Y no faltó el alcalde llunk’u que se arrodilló ante él como si de una deidad se tratara.

Estas afirmaciones son ofensivas para quienes profesan la fe en Dios y son un insulto para los bolivianos que razonan, que sin duda son la mayoría, y que ven a Evo Morales como  un simple mortal.