Un primer elemento destaca: el antiguo pensamiento binario utilizado para comprender la sociedad resulta cada vez menos adecuado. Las dicotomías clásicas que contraponían ‘yo’/’nosotros’, ‘izquierda’/‘derecha’, ‘estructura/acción’, son poco útiles para comprender los aconteceres en el nuevo milenio. En el caso que nos interesa, la línea divisoria entre la sociedad civil y la política, resulta absolutamente confusa: muchos dirigentes sociales por ejemplo, se ubican tanto en una como en otra esfera (el caso más emblemático es el del presidente Morales). Así, al no existir fronteras claramente delimitadas entre unos y otros –como en antiguas épocas dónde gobernantes eran los identificados como contrarios-el vecino, el otro ciudadano, se vuelve el enemigo al que se debe enfrentar.

Esta es la tendencia que claramente destaca en las preparaciones de las celebraciones previstas para el 21 F, en las que aparecen ciudadanos enfrentados entre sí. Por un lado, los que votaron por el “NO” a la re-elección, ya sea debido a mentiras [aunque, no hay elección alguna que no haya sido precedida por éstas, ya sea en términos de regalos, promesas, calumnias u otras… las mentiras –se habla actualmente del fenómeno de fake news en internet– son y han sido siempre formas de incidir en una votación], o por el rechazo a re-elecciones indefinidas, o por imaginarios de democracia, por antipatías u otros... frente, por otro lado, a los defensores de la re-elección indefinida, sea porque consideran que han habido avances –o, lo más probable, su situación haya mejorado sustancialmente–, creen en que una persona es insustituible, temen el retorno de antiguas elites políticas, o se reconocen con los actuales gobernantes, etc… No importan los motivos, lo cierto es que actualmente todos estamos viendo al co-ciudadano como enemigo y el mensaje que parece destacar es el de salir a mostrar que cada uno tiene la razón… Son las disputas ciudadanas las que marcarán la jornada del 21 F, ya que somos los(as) ciudadanos los que hacemos la historia… De ahí la importancia de detenerse a pensar en asumir reflexivamente esta responsabilidad.

La autora es responsable del Área de Desarrollo del CESU-UMSS