Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 17 de abril de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En tiempos electorales como los que vivimos, la mentira está en el mejor momento para parecerse a la verdad. Dadas las contingencias del azar, aquella suele valer tanto como la otra. Fingiendo se puede ganar una batalla o la presidencia en alguna parte; en la política sirve para hacer creer cualquier cosa a los ingenuos, y también sabe ser útil para lograr una conquista amorosa. La desventaja de ser efímera, se sobrelleva sin mayores problemas.
Ese perverso juego en la política no pasa. En los pasados días, dos hechos provocaron un alboroto de sonajera. De Chile vino la noticia de que unos diputados habrían exhortado al presidente Piñera para reabrir el diálogo con Bolivia. Tirios y troyanos; es decir, oficialistas y opositores, coincidieron otra vez en alegrarse juntos. Creyeron que Chile empieza a comprender que necesita de Bolivia para sus puertos. Pero acertarían mejor en suponer, con más cautela, otra cosa. Es preciso recoger las enseñanzas de La Haya.
El otro asunto es de más turbia corriente. El caso es que varios opositores habían decidido solicitar a Trump para que a través suyo llegue a la OEA la denuncia de que Morales pretende eternizarse en el poder, por encima de la Constitución y del resultado de un referéndum. ¿Y por qué recurrieron al presidente norteamericano? ¿Qué les indujo a cometer semejante disparate? Más parece que actuaron en consonancia con las pretensiones del binomio chuto. Se expusieron como un blanco fácil para combatirlos con sádica complacencia. La oposición sigue rodando por la pendiente.
La carta es contraproducente, dice un panegirista fanático. Para la oposición, claro. Para el oficialismo fue un regalo de los dioses. Con eufórica fruición, sintiéndose ya reelecto otra vez, el jefazo ha dicho a sus congéneres que hay motivos para alegrarse, porque "ahora el Senado norteamericano y la derecha son nuestros jefes de campaña". La actitud de rasgarse las vestiduras, como hacen los escuderos, es sólo una pantomima calculada. Por dentro están felices, y muy agradecidos. Ese aliado que tienen en la Asamblea no les falla nunca.
Siguiendo el libreto de doble fondo, para rechazar una iniciativa es preciso saber de qué lado sopla el viento. Cuando viene del Asia no es injerencia, y si es de Cuba, tampoco. Hoy el nuevo patrón es de ojos rasgados. Nuestros mercados están inundados de productos made in China. Bolivia es un socio estratégico de los regímenes dictatoriales. Al sentirse acompañado, "ahora estamos más seguros", dijo el jefazo en cierta ocasión. Hasta la corrupción deja de ser tal si el corrupto es un aliado político. En ese mundo polarizado vivimos.