Medio: La Razón
Fecha de la publicación: miércoles 17 de abril de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El jueves pasado, un día después de que el Senado estadounidense aprobara una resolución sobre asuntos internos de Bolivia, se hizo público el mensaje firmado por 12 asambleístas de la oposición y tres representantes de plataformas políticas. La nota fue operada por una consultora del país del norte a través de la senadora Carmen Eva Gonzales. No se sabe bien si la carta llegó en inglés y fue traducida para la firma o se hizo en español y fue traducida para la entrega. Pero ahí está.
¿Qué dice la misiva del 1 de abril, impresa en papel de la Cámara de Senadores? Parte de una falsedad: que las elecciones de 2005, 2009 y 2014, en los tres casos con victorias por mayoría absoluta del presidente Evo Morales, estuvieron “viciadas de nulidad”. Luego, tras mencionar el referéndum de 2016, continúa con una afirmación temeraria: que las elecciones de octubre próximo “ya están orquestadas” para que Morales triunfe. Con ese gancho hacen su petitorio a “su Excelencia” Trump.
La premisa de los abajo firmantes es que “nuestra República se encuentra hoy en peligro de subsistencia democrática”. Empero, en el siguiente párrafo dan por supuesta una “dictadura totalitaria” (sic) en Bolivia. Y claman en consecuencia para que el Mandatario estadounidense intervenga ante la OEA. La consultora responsable del operativo (Dark Horse Political) va más lejos, al promover medidas económicas y diplomáticas “firmas y decisivas” de la Administración Trump contra Bolivia y sus gobernantes.
La carta fue rechazada con firmeza tanto por el oficialismo como por la oposición. El presidente Morales la calificó como “traición a la patria”. Y su Ministro de la Presidencia no ahorró calificativos: “serviles, rastreros, testaferros, soplones”. En el campo de la oposición también hubo reproche: Mesa tuiteó que era “inaceptable”, Doria Medina habla de “error” y Ortiz cree que fue “desubicado”. El desatino es tan evidente que incluso algunos firmantes “consideran seriamente retirar la firma”.
Más allá del incierto curso que siga la carta en cuestión, que además de Trump fue enviada a otros cinco personajes republicanos, queda en agenda el debate sobre hasta dónde están dispuestos a llegar algunos rupturistas en su propósito de ensombrecer o acaso impedir las elecciones del 20 de octubre. ¿Hay límites para la disputa político-electoral? Tendría que haberlos. Como por ejemplo la observancia de los principios de autodeterminación y de no injerencia en asuntos internos de otros países.