Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 15 de abril de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Carlos Mesa sostuvo que “Estamos viviendo una crisis política más que económica y con características de complejidad social… El país está en camino acelerado al autoritarismo que puede interpretarse como totalitarismo y en consecuencia se deben rescatar los valores esenciales de la propia Constitución Política del Estado (CPE) a la que no se debe cambiar, sino respetar”.
El pacto debería estar circunscrito al estricto cumplimiento de la Constitución boliviana que hace referencia a la independencia de poderes, a la alternabilidad en el poder y a nuestro sistema electoral y de renovación política, afirmó.
“Si se respetaran esos elementos básicos, yo creo que lograríamos un mecanismo de certeza del cumplimiento constitucional. Lo que implica el compromiso de que no se llevará adelante ningún tipo de iniciativa de modificación constitucional que beneficie específicamente a un gobernante o a un partido de gobierno”, aclaró.
Señaló también que desde el punto de vista social, puesto que la sociedad está acostumbrada a “negociar la ley”. Sostuvo que es la lógica de una sociedad que cree que el tamaño de su poder depende de la capacidad de movilización y amenaza en la calle. La misma que está por encima de las reglas que establecen los mecanismos de interlocución y de intermediación.
“Yo creo que uno de los problemas centrales de la sociedad boliviana es la intermediación y la representación. Si tú no entiendes cuáles son los marcos de la democracia participativa, en los márgenes que la CPE reconoce, lo que hacemos es vivir una situación permanente de conflicto, en la que si hay algo que a mí me disgusta o me parece que no atiende mis conveniencias, yo voy a salir a la calle a bloquear, generar manifestaciones, amenazas y dar ultimátums”, expuso.
En el ámbito económico es más complejo, porque marca un nivel pendular comprensible entre posiciones de estatismo y liberales que dependen mucho del contexto, añadió. “Quizá se deba establecer acuerdos laborales de largo plazo que se logren en tripartito entre gobierno, empresarios y trabajadores. Porque estamos viviendo condiciones de extrema inflexibilidad, ya sea de parte de los trabajadores o empleadores”, señaló.
Sobre temas relacionados a la cohesión de la sociedad boliviana, el candidato señaló que el elemento principal fue el mar, el mismo que se ha debilitado grandemente y no se podrá modificar en el corto ni mediano plazo, solo quizá en el largo plazo. Esto debido a que la apuesta fue demasiado alta y el costo tiene la misma dimensión.
Educación
Para el exmandatario el problema fundamental de Bolivia es la educación, pues somos un país que no tiene elementos que permitan construir ciudadanía, un sentido de responsabilidad individual y colectiva.
“Que los bolivianos entendamos que una mayor formación permite mejores condiciones de trabajo, adecuadas características de producción, mayor capacidad de construir ordenadamente la sociedad. Una comprensión de por qué tienes que cumplir la ley daría la posibilidad de innovación, desarrollo y tecnología. Es decir la construcción de un capital humano con capacidad de ser constructivo y de entender cuáles son sus obligaciones, derechos y deberes” explicó y agregó: “para mí la prioridad número uno es educación y ahí te enfrentas a su compleja realidad”.
Sistema de formación de maestros, estructura sindical del magisterio que dificulta a la renovación y actualización permanente. Si los docentes están dispuestos a someterse a una calificación internacional que diga cuál es el verdadero nivel alcanzado. Entonces, la modernización desde el Estado permitiría una educación a nivel de siglo XXI y no del siglo XIX para que los alumnos puedan enfrentar los desafíos de hoy en día, señaló Carlos Mesa.
Además, puntualizó, un pacto en el que padres de familia, maestros y administradores del sistema educativo nacional deberían hacer un acuerdo que permita llegar a un mínimo de reglas comunes que garanticen ciertos objetivos y no un sistema de guerra permanente. Lo que es extremadamente difícil.
Es decir, los que estudian para maestros o que están ejerciendo esta función, estén dispuestos a aceptar una transformación que les garantizará ingresos más rentables de los que ahora tienen, aclaró.
Culminó afirmando que un pacto trasciende gobiernos, partidos políticos e ideologías. Un pacto de carácter democrático y de objetivos de largo plazo. Como sucedió con el Pacto del Moncloa en España que aún tiene vigencia pese a que en estos 40 años ya cumplió muchos de sus objetivos.
Varios son los casos de países, como el de España con el Pacto de la Moncloa, que lograron superar sus problemas y avanzar gracias al compromiso de un acuerdo social y político. En el caso de Bolivia, éste no solo resolvería la crisis política, pues rescataría una democracia plena, sino que también corregiría problemas puntuales como el de la educación, la justicia y otros que preocupan a todos los bolivianos.