Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: lunes 15 de abril de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Motiva hablar sobre la libertad de expresión los dispendiosos gastos que se permite el gobierno para promover la candidatura presidencial de Evo Morales, que pretende ser electo otra vez en la presidencia de la república. Irónicamente, la libertad de expresión es utilizada para el quebramiento constitucional y de sus principios.
Quien se arroga el derecho absoluto para dirigirse a la población por todos los medios –no diremos todos ya que hay medios que se resisten al sometimiento masista–, es el gobierno, el Presidente Morales, incurriendo en abuso de poder al administrar los medios, propiedad de todos los bolivianos, a su gusto y discreción. Utiliza como si fueran propios, las cuatro estaciones televisivas del Estado, la radio Patria Nueva en cadena con cincuentena de radios comunitarias y populares, una treintena de periódicos denominados alternativos, encabezado por el diario Cambio.
No hay quien pueda frenar los dislates del Presidente. En su turbia intención de prorrogarse. Hay que soportar su figura hasta en la sopa cotidiana, sus tediosos discursos. Las cantinflescas exposiciones de sus adláteres que tratan de convencer que sostienen un gobierno democrático.
Este sentido de libertad de expresión, con su falso contenido de seguro, verdadero, infalible gestionado por la administración oficialista, le cuesta al tesoro de la nación algo más de 3.300 millones de bolivianos desde el 2.011, envuelto en denuncias de millonarios desvíos en enredada corruptela que salpica a funcionarios del Ministerio de Comunicación, como la última por doce millones de bolivianos que involucra a una misteriosa consultora mexicana llamada Neurona.
En ironía de principios, la libertad de expresión, es entendida por el MAS como dispendiosas inversiones en propaganda electoral. En ese cometido el Presidente Morales está en inalcanzable ventaja ante sus opositores, ya que ha comenzado su campaña electoral con poco más de 527 millones de bolivianos, presupuestado para ese Ministerio.
La libertad de expresión adquiere con esos gastos, otros sentidos, como el de inversión política, cuyos réditos son cosechados por el propio Presidente y su círculo de quienes le apoyan. En ese círculo, no se deja de contar aquellos medios privados que funcionan bajo este principio, particularmente televisoras, que buscan ganancias no importándoles difundir informaciones mentirosos.
La libertad de expresión tiene otros principios. Es la madre de todas las libertades, siendo la innata facultad humana nos permite manifestarnos y expresar todo tipo de sentimientos y planteamientos. La subjetividad de esta facultad ampliada al contexto político, significa; igualdad, pluralidad, solidaridad, compromiso, entendimiento, libre debate, confrontación de ideas.
El masismo no sabe nada de esto. Usa la libertad de expresión a título de inversión en propaganda, para tapar sus falencias discursivas, su inutilidad para convencer racionalmente. No sabe que la publicidad en el Estado, adquiere la inequívoca concepción de dar a publicidad los actos del gobierno. Eso quiere decir que se debe informar al soberano con racionalidad y transparencia sobre la gestión gubernamental, pero no hacer propaganda. La propaganda para el Estado es hasta un acto reñido con la moral por entenderse como dudosa información.