Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: lunes 04 de febrero de 2019
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Ausentismo y votos nulos marcaron las últimas elecciones
Los grandes porcentajes de ausentismo y votos nulos y blancos en las más recientes elecciones nacionales impulsadas por el Gobierno y rechazadas por la oposición, las inéditas primarias de hace una semana y las judiciales de 2017, fueron los insospechados protagonistas de ambos procesos, dejando mal parada a la administración estatal.
¿Son un termómetro para avizorar lo que se viene con las presidenciales en octubre? Parece prematuro afirmarlo, pero ambos procesos electorales fueron gestados por el Gobierno del presidente Evo Morales, quien para el caso de las judiciales de hace dos años –donde el caudal de votos nulos y blancos se impuso claramente a los válidos–, defendió a capa y espada la “legitimidad” de las nuevas autoridades judiciales electas con bajísimos porcentajes de apoyo.
El domingo 3 de diciembre de 2017 se desarrollaron las segundas elecciones populares para el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP).
Tomando en cuenta varios parámetros estadísticos del informe oficial del escrutinio del Tribunal Supremo Electoral (TSE), la mayoría de la población le bajó el pulgar a esos comicios obligatorios. El ausentismo llegó al 22% (no votaron 22 de cada 100 bolivianos habilitados), los votos nulos ocuparon el primer lugar abarcando el 50.93% (cinco de cada diez votantes pifió su sufragio), sólo el 34.02% de los electores votó por un candidato, y los votos blancos llegaron a un 14.93%.
Fue la segunda vez que los bolivianos acudieron a las urnas para elegir autoridades jerárquicas del Órgano Judicial y el Ejecutivo defendió el proceso de principio a fin, incluso sobre las críticas echaron lodo a la transparencia de la preselección de candidatos ejecutada por la Asamblea Legislativa Plurinacional, con el apoyo de universidades públicas.
ELECCIONES PRIMARIAS
En total estaban habilitados 1.715.880 militantes de organizaciones políticas, de los que emitieron su voto 495.345 personas, el 29%, según los resultados al 100% del cómputo presentados por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP).
Del total de sufragios emitidos, 437.299 fueron válidos, 24.040 votos en blanco y 34.006 nulos.
En cuanto a los resultados de las primarias, el Jefe de Estado cambió de adjetivos según el momento en que se refirió a ese proceso –impuesto, según la oposición, para legitimar su candidatura ilegal– con binomios únicos y por ende sin competencia entre candidatos de un mismo partido. En las elecciones internas de hace una semana se impuso el bajo porcentaje de sufragios de los militantes habilitados, es decir, ganó el ausentismo.
OFICIALISMO EN EL PROCESO
¿Qué pasó con “la musculatura” y “waska” (tunda, paliza) anunciada por el Jefe de Estado para el caso de las internas de partidos políticos? Los datos oficiales señalan que de 991.092 militantes del MAS habilitados para sufragar, sólo votaron 451.026 en todo el país; es decir menos de la mitad, el 45.51%.
Pero además, no todos aprobaron al polémico binomio oficialista; al cierre del 100% del cómputo, 406.065 (90%) votos avalaron la candidatura Evo Morales-Álvaro García Linera, hubo 27.347 (6.06%) votos nulos y 17.614 (3.91%) sufragios en blanco.
¿Los resultados podrían interpretarse como una derrota por doble partida para el MAS? Menos de la mitad de su militancia fue a votar y la que sufragó tampoco siguió las directrices de su dirigencia de apoyar a la dupla Evo-Álvaro: hubo 44.961 votos nulos (pifiar deliberadamente el sufragio o inutilizarlo por omisión o accidente) y blancos (algo así como el “No sabe/No responde” de las encuestas).
Todo indica que el fin era simplemente habilitar en las urnas la polémica postulación del binomio oficialista; y lo consiguió el Gobierno apostando por unas polémicas internas.
Contra los resultados vinculantes y obligatorios del referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F), Morales y García Linera fueron habilitados en 2017 con un polémico fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que declaró la reelección indefinida como un derecho humano.
Las cartas del oficialismo para las presidenciales de octubre también fueron oleadas y sacramentadas el año pasado con una no menos controversial resolución dividida del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que igualmente desconoció el 21F y, más grave, el candado de la Constitución Política del Estado que sólo permite una reelección.
En las primarias de hace siete días, el alto porcentaje de abstención nacional fue sobrepasado en todos los departamentos del país, salvo Cochabamba. En Chuquisaca llegó al 55.59%, La Paz (63.1%), Cochabamba (38.18%), Oruro (62.88%), Potosí (52.1%), Tarija (64.9%), Santa Cruz (59.25%), Beni (47.85%) y Pando (52.58%).
¿CÓMO LE FUE A LA OPOSICIÓN?
Salvo el Movimiento Tercer Sistema (MTS), las otras siete fuerzas opositoras apostaron por azuzar a su militancia a no votar en las elecciones internas. ¿Por qué? Entendieron que los comicios eran un gasto innecesario de recursos públicos, porque no iba a haber competencia interna, y calificaron el proceso impulsado por el oficialismo como una hábil jugada del Gobierno para terminar legitimando al binomio Evo-Álvaro.
En ese contexto, sumando la cantidad de simpatizantes de las ocho fuerzas políticas opositoras se llega a la cifra de que tenía 724.788 votantes habilitados para el sufragio, pero sólo votaron entre 6% y 8% de sus adeptos.
Siempre con la exclusión del MTS –que hizo campaña en todo el país e incluso apeló a los espacios gratuitos en medios estatales para difundir propaganda–, la alianza Comunidad Ciudadana (CC) de Carlos Mesa, Bolivia dice No de Oscar Ortiz, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Jaime Paz Zamora, Unidad Cívica Solidaridad (UCS) de Víctor Hugo Cárdenas, e Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Virginio Lema, PAN-BOL de Ruth Nina y el Frente Para la Victoria (FPV) de Israel Rodríguez, se declararon conformes con el caudal de votos obtenido en las elecciones.
Mesa –que según encuestas de preferencia electoral estaba en diciembre por encima del presidente Morales– celebró que más del 95 por ciento de militantes de partidos y alianzas opositoras no participaran de las primarias.
Dijo que la convocatoria de los líderes contrarios al partido de Gobierno a no asistir a ese proceso fue efectiva.
Para la habilitación de los binomios simplemente se necesitaba un voto, según lo dispuesto en el reglamento interno de las Elecciones Primarias 2019.
EL VOTO Y EL DESCONTENTO
Con nueve meses por delante de cara a las presidenciales, se avizora un ambiente político de alta tensión, aunque más allá del propio ritmo de un proceso electoral típico, el electorado naciona parece haber dejado sentado algo; según distintas voces de analistas, hay menosprecio y rechazo a la clase política.
El voto de los últimos procesos parece ser una vara empleada por la población para manifestar ese descontento.
Evo-Álvaro, electos en primarias con más de 400 mil votos del MAS
El presidente Evo Morales y su compañero de fórmula, el vicepresidente Álvaro García Linera, se consideran habilitados para las elecciones generales de octubre de este año, desde hace una semana.
La militancia del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) los eligió en las primarias marcadas por altos porcentajes de ausentismo. Un total de 406.065 inscritos en filas del MAS avalaron al binomio Evo-Álvaro, según datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral (TSE). El ausentismo en ese partido llegó al 54.49%.
Las cifras se situaron lejos, muy lejos, de la “paliza” anunciada por el Jefe de Estado hacia la oposición en el proceso eleccionario. El Gobierno anunció antes de la votación que iba a exhibir su “musculatura”, su estructura orgánica y su presencia nacional como partido en las internas. No pasó.
También entre diciembre y enero pasados, los mandatarios y otros actores del Gobierno emplearon discursos triunfalistas anticipados, con adjetivos variados, para avizorar su apoyo en las internas.
DECLARACIONES CAMBIANTES
Revisadas las declaraciones del Primer Mandatario en la última semana, se encontró que reaccionó de distintas formas antes, durante y después de las primarias, según el avance del escrutinio oficial.
El sábado y domingo pasados ponderó las elecciones e insistió que constituían un avance en la democracia interna de los partidos; de esa forma, llamó a “todos a participar con el partido en el que se inscribieron, todos tienen derecho a elegir a sus candidatos. Seguro que dentro de poco, en las primarias tendremos varios candidatos”.
Sin duda esperaba obtener un fuerte apoyo de sus militantes y el lunes 28 –conocido el amplio porcentaje de ausentismo en el mismo MAS–, giró su eje discursivo, no reconoció el bajo apoyo y culpó al Órgano Electoral por una supuesta falta de organización de información sobre las primarias.
"Sería importante que los miembros del Tribunal (Supremo Electoral, TSE) con mucha responsabilidad investiguen. Alguien está manipulando, alguien está usando y alguien nos quiere perjudicar desde el Tribunal Supremo Electoral", denunció. Ese día el recuento parcial le daba al MAS 35% de participación, cerraría el miércoles con un sorprendente 45%, diez puntos porcentuales más tras las críticas del Jefe de Estado al TSE.
El mismo lunes, por Twitter, sin embargo, mostró otra faceta y agradeció la votación de sus militantes.
El martes, García Linera apeló a las críticas para responder a los cuestionamientos de la oposición sobre la votación de adeptos al partido de Gobierno. "Cuando lleguen a 50.000 votos que me vengan a hablar, por debajo de 50.000 votos no existen (los opositores), no son nada, y deberían preocuparse para formar en estos cinco o seis meses de campaña, hagan un esfuerzo de hacer partido, por sumar militantes, mientras tanto no tienen autoridad moral ni autoridad políticas para decir nada de esto (…) Me río", declaró la autoridad.
Hablando del caudal de votos en su partido, lo calificó como “bueno, pero no es satisfactorio”.
Por Twitter ese día, Morales continuó sin admitir su derrota interna y señaló que el binomio de su partido tiene “la mayor legitimidad rumbo a las elecciones nacionales”.
Y el miércoles volvió a los adjetivos calificativos. Conocidos los datos finales del escrutinio, Morales señaló que el MAS le dio un “mazazo a la derecha” en las primarias; habló de una votación "histórica" de su militancia en el contexto latinonamericano.
Con el mismo dejo triunfalista, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseguró que el MAS es el partido "más poderoso" de América Latina.