Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 31 de marzo de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunales Electorales Departamentales (TED)
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Recientemente también se ha conocido que habrá empadronamiento permanente de ciudadanos bolivianos en el exterior: Argentina, Brasil, Chile y España. Enseguida veremos que esta selección no parece neutral, revisando el crecimiento del padrón electoral en países que desde 2014 ya pasaba del millar de habilitados.
También en esta segunda quincena de marzo se nos comunica el adelantamiento de las elecciones de octubre, del último domingo –según los plazos en disposiciones legales para convocatorias–. Y el tema podría parecer poco relevante, porque resulta que en Argentina hay elecciones también el último domingo de octubre.
Con los cuadros que acompañan esta nota, veremos que la sospecha de que el TSE es funcional al oficialismo –que ya los dejó en ridículo por el uso del proyecto de Ley de Organizaciones Primarias (LOP), devenida en legitimadora (con votos) de los dos principales mandatarios del Estado–, se comprueba.
Ahora la tarea sigue luciendo como más favorecedora al partido de gobierno que a la atención del ejercicio ciudadano de nuestros connacionales.
Lo de la LOP obviamente es contra la vulneración grosera del Art. 168 constitucional ratificado en el referendo del 21F (2016), administrado en buena parte por este mismo TSE y que no puede cambiarse con ninguna sentencia.
Conviene notar que ya en 2009 los compatriotas en EEUU pudieron votar. Hoy los que allí se encuentran, lo mismo que en Italia y el Reino Unido, no tienen facilidades iguales que, por ejemplo, los que se encuentran en España.
La razón parece ser que el NO del 21F (2016) se impuso en estos países, cierto que también en España, pero en 2014 el MAS ganó en España. En el caso de Chile los guarismos favorecen ligeramente al NO pero eso podría revertirse (los datos del 2014 pro-MAS no se muestran en el cuadro, son mayoritarios con 19.392 en España y 7.266 en Chile).
Veamos Argentina, que es el plato fuerte. Allí la victoria del SÍ en 2016 es apabullante. Con todo, la tasa de crecimiento de dicho padrón (última columna) no es enorme, de hecho es menor que del conjunto del padrón en el exterior.
En cambio, en Mendoza y Jujuy (provincia limítrofe con Bolivia) están ligeramente por encima del promedio global y significativamente mayor que de toda la Argentina en lo que se refiere a los nacionales empadronados. La intensidad del apoyo en Jujuy también es alta (del 90%) casi la más alta de las localidades registradas para el referéndum de 2016.
Continuando con esta lógica de observar con detenimiento el crecimiento del padrón electoral, pongamos atención a ello por departamentos del país, en particular Pando, el menos poblado de todos. (Cuadro 2).
El padrón del 2009 de la primera columna corresponde a las elecciones generales de fin de año, mientras que “ref. 2009” al referéndum que aprobó la Constitución a inicios de aquel año.
Con cualquiera de estas referencias el crecimiento para 2014 y 2016 es muy notable para Pando y cuando se toma la fecha más distante (y más cercana a la crisis en ese departamento, Sept. 2008; la llamada masacre del Porvenir) la tasa se dispara al 82%.
Nótese que también en otro departamento pequeño (demográficamente hablando) como es Tarija y si tiene en cuenta lo tratado en relación al primer cuadro, hay más motivo de preocupación.
La ganancia neta de ese desproporcionado crecimiento (véanse los promedios nacionales: 20, 26 y 53 por ciento en cada caso) es que en Pando se tiene dos senadores y los dos uninominales masistas, cambiando desde entonces una votación que tradicionalmente había sido de signo opuesto en lo ideológico al MAS.
En otro lugar nos referimos al cambio del sistema de elección de los senadores (idéntico ahora al de los diputados plurinominales) que por tal modificación le permitió dos tercios en la Cámara Alta que de tener el sistema que imperó desde 1967 no hubiese tenido esa mayoría calificada en 2014 (Cfr. Umbrales Nro. 34, Oct. 2018). Esto es, claro, resultado del cambio constitucional.
Estas cifras, junto a otras que publicaron E. Velasco y C. Börth en relación a las primarias, además de otras que estoy procesando (centrándonos por ejemplo en los uninominales) para un trabajo más amplio, dan lugar a la “sospecha cierta” cuya sombra se proyecta sobre el actual TSE, que cada vez inspira menos confianza.