Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 29 de marzo de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La interpretación considera que los partidos políticos se encuentran en un momento especialmente negativo, similar al que tuvieron en los años que precedieron la crisis asiática, al final del milenio. Este desencanto con la política ha llevado a la fragmentación de los partidos, a la crisis de representación y a la elección de líderes populistas. Estos datos dan cuenta, además, de la crisis en que se encuentran los sistemas políticos de nuestra región.
Este mismo estudio establece que en el caso boliviano, sólo el 12% de sus habitantes confía en los partidos. No es novedad que una gran mayoría cuestione el accionar de los políticos tradicionales y, por lo tanto, interprete el concepto de “política” como algo podrido, malo, corrupto o mentiroso, entre otros calificativos. Lógicamente esta percepción es alimentada por varios comportamientos cuestionables del sistema político en general y de nuestros políticos en particular.
Como ejemplo actual, tenemos al Vicepresidente, que se ha convertido en un paradigma negativo del “hombre político boliviano”, generando anticuerpos en mucha gente. Ejemplos hay de sobra, dentro de los cuales se encuentran las mentiras que ha estado lanzando como parte de su estrategia personal y de campaña que en algunos casos tiene que ver con la guerra sucia iniciada por el Movimiento Al Socialismo (MAS) en contra de la oposición.
Enumeremos algunas de ellas: según un recuento periodístico, el segundo hombre del país dijo públicamente en ocho oportunidades que era matemático de profesión. No obstante, realizadas las averiguaciones en la UNAM de México, universidad donde estudió, aprobó 16 materias, de las 30 que debía cursar y aprobar. El mismo informe registra que el Vice se aplazó en dos materias y a dos no se presentó al examen.
Segunda mentira: en noviembre de 2015, meses antes de la realización del referendo del 21F, Álvaro García Linera mencionó en un discurso en la comunidad de Viroloco que si los padres y madres de familia de la comunidad no daban su apoyo al presidente Evo Morales (en el referendo) “regresarán los vendepatria, quitarán todo a las wawas, el sol se esconderá y la luna se escapará”. No se necesita explicar mucho para afirmar que ésta fue una gran mentira del Vicepresidente. El resultado mostró que un 51,3% de los bolivianos no apoyó al presidente Morales.
Afortunadamente, no regresaron los vendepatrias, no le quitaron la comida a las wawas y ni el sol se escondió, ni menos la luna se escapó.
Tercera mentira: en diciembre de 2018, el Vicepresidente visitó el Chapare y en su intervención mencionó que si la oposición gana las elecciones de 2019, los viejos líderes políticos pretenden cerrar las universidades públicas y eliminar el Bono Juancito Pinto y la Renta Dignidad. En ninguna parte de las propuestas de la oposición se encuentran esas medidas. Todo lo contrario, el principal candidato de la oposición, Carlos Mesa, ha desmentido al Vicepresidente estableciendo que respetará la política social de bonos.
En definitiva, con estos ejemplos de las “mentiras increíbles” del Vice y otras acciones cuestionables de los políticos tradicionales como la corrupción, se puede comprender el porqué gran parte de los bolivianos se sienten engañados y no sólo eso, perciben que se menosprecia su inteligencia, que se les habla como si su ignorancia fuera tal que van a creer y caer una y otra vez en historias, ¡tiradas de los pelos!
Afortunadamente y contrariamente a lo que piensan algunas autoridades del MAS, los bolivianos no son ni tontos ni ingenuos y ya se han dado cuenta por dónde va la mano. Queda esperar que el voto del 20 de octubre renueve los mandatos, revalorice la política y le dé aire a nuestra democracia, hoy por hoy muy venida a menos producto de intereses sectarios que tienen que ver con la perpetuidad en el poder y un ejercicio de autoritarismo cada vez más secante.