Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 29 de marzo de 2019
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas en materia hidrocarburífera
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Tarija como departamento, pero de manera muy especial la zona de Tariquía, nos están dando un ejemplo que nos hacía mucha falta. Porque la lógica predominante en nuestro país, y por supuesto cada vez más reforzada por nuestro actual gobierno, es la de que la Madre Tierratiene nomás que sacrificarse para el supuesto “desarrollo” de las regiones que poseen recursos que se puede explotar y exportar. Y eso vale principalmente —aunque no únicamente— para los recursos petrolíferos. Queremos capital disponible aunque sea a costa de sacrificar a la naturaleza. Y precisamente Tarija es el mayor exponente de cómo depués la mayor parte de esos recursos se malgastan, y encima de quedarnos sin naturaleza nos quedamos sin desarrollo…
Sin embargo ahora, para defender la reserva natural de Tariquía, la población se ha movilizado en el marco de un paro cívico —convocado por el Comité Cívico departamental— que por lo visto fue contundente. Cierto que el presidente departamental del MAS afirma que el paro sólo se llevó a cabo en la capital y que fue un fracaso en el resto del departamento, concluyendo de ahí que el Comité Cívico “ya no existe” por su comportamiento inorgánico. Sin embargo el comandante de la Policía —que por su cargo está más al tanto del problema que el presidente del MAS— informó de consistentes bloqueos de caminos en San Lorenzo, en Entre Ríos y en otros lugares del departamento. Además está el dato de que precisamente en Chiquiacá hace cinco días que el bloqueo se mantiene con fuerza.
Ya es hora de que alguna región del país nos diga a todos los bolivianos que le dan más valor a la conservación de su medio ambiente —a los tristemente famosos Derechos de la Madre Tierra— que a la extracción de recursos naturales exportables y que en teoría podrían capitalizar el desarrollo de toda la región. Y así andamos, sacrificando territorios enteros —¡y el lago Poopó!— para satisfacer la voracidad de las empresas mineras (incluyendo a las mal llamadas cooperativas); talando más y más bosques para cultivar soya transgénica, planificando mega-represas hidroeléctricas; trazando una carretera por el TIPNIS; utilizando glifosato y otros productos tóxicos; todo en aras del “desarrollo” y por tanto a costa de renunciar al Vivir Bien.
Tal es la posición que podemos aprender de Tarija, donde además se han movilizado sectores que podríamos suponer que se sienten ajenos al problema, como es el caso del transporte, de las universidades, ¡de las instituciones bancarias!, o el magisterio urbano. Los maestros y maestras están repartiendo “memorias” en las que se explica a aquellos que tanto hablan de “defender la Madre Tierra”, que para defenderla hay que seguir protegiendo los parques nacionales, y que cuidar la naturaleza es cuidarnos a nosotros…
El mencionado presidente del MAS afirma que hubo una consulta previa que sí autorizaba la entrada de empresas petroleras a Tariquía. Pero los comunarios de Tariquía niegan la existencia —¿o el valor?— de esa consulta (que de todas maneras sería discutible, ya que no se puede consultar sobre principios constitucionales).
Qué bien que esta lección esperanzadora nos venga de la chura Tarija, de ese departamento de cultura pacífica y convivencial al que en el himno “Salve oh Patria” sólo se le valora su tipo andaluz… Pero está claro que sus valores son muchos más. Gracias, hermanos chiquiaqueños y tarijeños en general, a ver si los otros ocho departamentos también nos reconocemos como hijos de esa Madre Tierra y asumimos la responsabilidad de defender lo que queda de esa madre, hasta ahora cada vez más contaminada y más destruida.
Y puestos a desear, desearemos también que nuestro Presidente y su gobierno recuerden que entre las grandes novedades de la nueva Constitución están la defensa de los derechos de la Madre Tierra y la sustitución del horizonte del Desarrollo por el horizonte del Vivir Bien. ¡Ukhamau!