Medio: El País
Fecha de la publicación: jueves 28 de marzo de 2019
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas en materia hidrocarburífera
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El éxito de la movilización en Tarija no debe, sin embargo, desviar a nadie del objetivo, pues en realidad aún no se ha logrado nada a pesar del impacto a nivel nacional y de los titubeos en el Gobierno y en su entorno más cercano. La instrucción allí es, por el momento, cerrar filas con el Ministerio de Hidrocarburos a pesar del evidente desgaste.
Lo que la movilización contra la exploración en Tariquía viene a desvelar es la incapacidad de haber cambiado un modelo extractivista y dependiente del exterior por uno soberano e industrial, como se propuso en 2005. Expone sobre todo un fracaso
El papel más ingrato le toca jugarlo al MAS Tarija, un partido de por sí descosido y con múltiples tensiones entre facciones que sin apenas preparación debe hacer frente a un proyecto que no tiene ninguna posibilidad de justificarse exitosamente. De momento, su jefe departamental, Carlos Acosta, ha optado por la negación total: “No existe daño ambiental, no existe paro en Tarija, no existe alternativa a Evo Morales”, repitió mecánicamente ayer en la “celebración” del aniversario del Movimiento Al Socialismo, que acabó por exponer a ese partido con sus propias contradicciones.
Es tal vez esa falta de autocrítica o de asesoramiento sincero el que ha llevado al MAS Tarija a su peor momento. Si las bases, depositarias reales del proceso, son incapaces de señalarle el camino a sus autoridades y más bien optan por la ensoñación y la falacia, difícilmente podrán mantener aquel ya viejo adagio de “Gobernar obedeciendo al pueblo”.
Sin pueblo que exija, quienes mandan son los otros poderes, y en este caso, es evidente la ambición petrolera que ha logrado subordinar al Gobierno de Evo Morales y Luis Alberto Sánchez luego de desencadenar la desesperación: Que el día de antes de la movilización por Tariquía, en rechazo a la intervención de Petrobras en el área, se filtre la noticia vía Reuters de que Petrobras ha sancionado a YPFB por incumplir con la entrega de los volúmenes solicitados durante 2018, no parece un dato inocente. La respuesta de YPFB en la que dice que Petrobras Bolivia pagará la multa interpuesta por Petrobras Brasil sí parece una broma de mal gusto. La situación en hidrocarburos es caótica y desesperada.
Lo que la movilización contra la exploración en Tariquía viene a desvelar es la incapacidad de haber cambiado un modelo extractivista y dependiente del exterior por uno soberano e industrial, como se propuso en 2005. Expone sobre todo un fracaso.
Tal vez sea tarde para enmendar ese fracaso. Tal vez no. Pero tomarla con una Reserva Natural a la espera de que emanen los millones y millones de dólares tantas veces cacareados sin que nadie los pida, no parece ser hoy por hoy el mejor camino.
Mientras hay resistencia, hay esperanza.