Medio: Opinión
Fecha de la publicación: jueves 28 de marzo de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Pero, lo más preocupante es que esa insatisfacción, de acuerdo con el estudio, se refleja en un segundo rasgo peligroso: la indiferencia. De acuerdo con el informe, el 28 por ciento de los consultados se declaró indiferente frente a la preferencia por una forma de gobierno. Para el 48 por ciento de los latinoamericanos, el valor de la democracia ha caído. Está en crisis. Ya el informe en 2017 versaba de una “diabetes democrática” en nuestro continente. Enfermedad invisible que ahora se presenta de una manera diáfana, pero, además, brutal, para la salud de nuestra democracia.
No es que la democracia esté enferma terminal, pero sí su erosión es una tendencia a la baja.
En este último informe del Latinobarómetro, se plantea que la percepción de una crisis económica es una constante y que vivimos serios problemas de bienestar económico. Salvo Bolivia, Chile y República Dominicana, países donde los índices del estudio muestran un mejor panorama perceptual.
En España, de acuerdo con otro estudio reciente ¿Un ascensor social roto? Cómo promover la movilidad social, elaborado por la OCDE y publicado por El País, se estaría conformando una casta social y económica ibérica, ya que la brecha de prosperidad entre quienes tienen más recursos de los que no, ocasionará que la clase media, media baja tarde más de 120 años (cuatro generaciones) en alcanzar sueldos rentables y atractivos.
Hay una descomposición social. Hay una enorme insatisfacción que monta el escenario para la aparición de Orcus, quien parecería advertirnos que si continuamos en esta curva descendente aparecerán los regímenes totalitarios y autoritarios como una alternativa para los ciudadanos. Pero ojo, el Latinobarómetro nos da un aliento: no es que haya una demanda expresa por regímenes autoritarios, hay un pedido firme de ordenar la casa. Hay un hastío de la corrupción, del abuso de poder, de la mentira, de la mañosería política, del cinismo.
Citando a la directora del Latinobarómetro, Marta Lagos, prácticamente seis de cada diez personas consultadas no votarían por un partido político; señal de debilidad de la democracia, ya que sin partidos, claramente, las democracias no funcionan, advierte.