Un 23 de marzo de 1933 el nefasto dictador Adolfo Hitler obtuvo "poderes absolutos" por encima de la Constitución de la República de Weimar, de la mano de un parlamento alemán donde la oposición conformada por comunistas y social demócratas, se encontraba declarada como ilegal, con las consecuencias que todos conocemos.

Hoy por la fecha en la que nuestro país recuerda la defensa de las costas del Pacífico con las que nació nuestra nación, en medio de desfiles y proclamas, un presidente que acostumbra desconocer la voluntad popular y perseguir a sus opositores, también, pretende obtener poderes especiales por encima de nuestra Constitución.

Mientras vemos la pérdida de la democracia como la conocemos, amparado en una poderosísima y multimillonaria maquinaria propagandística, se encuentra en marcha el programa de la re-re-re elección del presidente, despliegues que mueven cifras de dinero que producen un absoluto vértigo.

Redes sociales a cargo de personas inescrupulosas con toda laya de acoso, insultos y amenazas, amén de mentiras cada cual peor, medios que transmiten hasta los más mínimos actos del gobierno, proclamas encendidas con absoluta y bien pagada cobertura.

La maquinaria de la re-re-re-elección de Evo, se encuentra pagada con el mismo dinero del Estado, es decir el presupuesto general de la nación que esta al servicio de todos los bolivianos, ahora está (o al menos eso aparenta) al servicio de una política abiertamente electoralista del Movimiento Al Socialismo, cometiéndose quizás el mayor incumplimiento de deberes de la historia del país.

La justicia asimismo estaría demostrando un sometimiento a la voluntad del partido de gobierno, así como un ente legislativo absolutamente servil, padeciendo en apariencia el ente electoral de un idéntico predicamento.

Entonces que más pretende el MAS.

Como muestra basta un botón puesto que sobrepasando el sentimiento popular este 23 de marzo, una figura adepta a la mitomanía y con nacionalidad chilena desfiló regodeando su impunidad a las manifiestas mentiras que incluso tuvo el atrevimiento de sostener ante nuestra gente.

En este caso y a diferencia del pueblo alemán, tenemos que ser nosotros mismos quienes no permitan que alguien obtenga sus "poderes absolutos" y hacer respetar nuestra Constitución y leyes vigentes, no permitiendo el final de nuestra democracia.