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Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: jueves 21 de marzo de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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El incidente se convierte en una nueva confirmación del apoyo sistemático del masismo a las organizaciones terroristas del continente, como ya había quedado claro con sus vínculos y respaldo a las FARC.
En este caso, vemos por una parte una actitud irresponsable, que no ayuda en lo más mínimo a las buenas relaciones bilaterales con el Perú, y por otro lado se evidencia la naturaleza autoritaria del MAS, que no duda en asociarse con los que intentaron imponer a sangre y fuego su dictadura en el vecino país.
Es bueno recordar a los lectores la magnitud de los crímenes cometidos por Sendero Luminoso, bajo la autoría intelectual de Guzmán. De acuerdo a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) de Perú, la guerrilla maoísta fue culpable de casi 38.000 muertes y desapariciones, en eventos macabros como la “Masacre de Lucanamarca” (1983), donde los senderistas asesinaron a 69 miembros de una comunidad campesina, incluyendo a mujeres embarazadas y 18 niños.
Remarco: el “cerebro” de estas atrocidades es la misma persona para la cual las organizaciones juveniles masistas piden la excarcelación.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es que Sendero Luminoso fue una narco-guerrilla, y de hecho todavía existen varias de sus células armadas activas en el denominado Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), de donde sale el grueso de la producción de cocaína peruana.
Tenemos entonces un triángulo con vértices en las bases cocaleras del MAS en El Chapare, los campamentos de las FARC en Colombia (más de 1.300 de sus miembros siguen dedicados al narcotráfico) y el Vraem.
Afortunadamente, las encuestas indican que el 80% de los jóvenes bolivianos de entre 18 y 24 años de edad no votarán por Evo Morales. Parece que los dirigentes de las juventudes oficialistas que apoyan al narco-terrorismo se irán quedando cada vez más solos.