Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: lunes 18 de marzo de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Fue Carlos Montenegro quien en 1943 escribió el ensayo Nacionalismo y coloniaje (la base ideológica de la revolución de 1952) en el que mostró la historia del periodismo y de Bolivia signada por la lucha entre la nación y la antinación que simbolizan los sectores dominados, pobres, excluidos y mayoritarios por un lado, y los minoritarios, oligárquicos, antipatrias y colonialistas por el otro.
En la actualidad, el país se apresta a definir en los comicios entre el avance de Bolivia o el retroceso, entre crecimiento económico o desastre, entre estabilidad política/social o bloqueos, entre certidumbre o elevación de las tarifas de los servicios públicos, entre unidad/paz o ingobernabilidad, entre la izquierda y la derecha, entre patria o neoliberalismo.
Fue el vicepresidente Álvaro García Linera quien ya evidenció ese escenario de polarización cuando indicó que en las elecciones la batalla será en contra del “conservadurismo neoliberal”, que amenaza la estabilidad económica y social construida en los últimos 13 años por los movimientos sociales encabezados por el presidente Evo Morales.
“Esta elección será bastante polarizada, entre avance y retroceso, transformación y regresión, estabilidad y desastre”, dijo. (Entrevista con La Razón, 22-11-18).
El polo representado por Evo Morales no es una candidatura construida en un café de la zona Sur de la ciudad de La Paz, o por influencias empresariales o por la Embajada de EEUU, es una postulación que recoge el legado de la lucha por la igualdad y la liberación impulsada por Túpac Katari y Zárate Willka.
Morales representa el combate de los protomártires de la independencia contra el dominio extranjero, recoge el clamor de las luchas contra los abusos, el saqueo y el genocidio del colonialismo. Es portador del mensaje forjado en las batallas por la democracia, de la sangre derramada en defensa de los recursos naturales y de los caídos contra el neoliberalismo de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos de Mesa.
Este perfil de Evo Morales fue evidenciado en el reciente encuentro de líderes históricos y actuales dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), que resolvió con meridiana claridad que “el ascenso de Evo Morales al poder y el cambio del Estado Colonial, Republicano, Neoliberal no es un hecho casual, es un largo proceso, en el que los trabajadores, campesinos, indígenas, originarios, clase media, y el pueblo colocaron la sangre y los muertos”.
En el otro polo se encuentra la derecha y sus postulantes, el conservadurismo neoliberal que no tiene más programa de gobierno que regresar al pasado, achicar el Estado de bienestar, eliminar bonos y rentas, depender del extranjero (mendigar para pagar sueldos) y elevar tarifas de los servicios públicos. Esas consecuencias ya se advierten en países vecinos como Argentina y Brasil.
“Un gobierno de derecha llevará a Bolivia a lo que viven otros países de derecha en la región”, advirtió el Vicepresidente.
Esa derecha (antinación, diría Montenegro) pretende ahora regresar. “No es tiempo de ‘tarajchis’ (ave que se adueña de lo construido por otra), no es tiempo de lagartos, no es tiempo de vendepatrias, no es tiempo de destructores de la dignidad de Bolivia”, indicó hace poco García Linera, quien alertó de que los opositores “quieren volver para destruir Bolivia, la quieren convertir en un país mendigo”.