Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 16 de marzo de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Eso pasó en Rusia y debe suceder en Bolivia y Venezuela. Los totalitarios modernos de Bolivia, entiéndase masistas, siempre quieren mandar altaneramente y ahí se encuentra su naturaleza etno-fascista, étnica por la radicalización de algo que ha quedado sumergido en la historia bárbara de hace varias centurias y fascista por su raigambre corporativa en el mejor estilo de Mussolini, no de Hitler. El corazón pardo, el de los fascistas de hace muchos decenios, se destruye y reconstruye íntimamente en otro cuerpo de carne y espíritu de color azul-negro para destruir la maravilla de la Revolución comunista y es ajeno a la estirpe que invita al desafío, a la provocación y a la rebelión natural.
Y, en sus certidumbres y proezas, surgió la Revolución comunista como posibilidad y claridad, en un largo y difícil transcurrir de más de dos centurias lleno de realizaciones, pero también de penurias, de inmensos sacrificios humanos de gente consciente que ahora pretenden ser desmentidos por aprendices de filosofía y ciencia política de toda laya, bolivianos y de otros lares, profundamente equivocados en sus concepciones porque leen muy superficialmente y basándose en fuentes secundarias y terciarias de información. El nacimiento, desarrollo y devenir de esta Revolución implicaron algo muy profundo: la trascendencia de un mensaje que devino en la Utopía, la de la nación proletaria internacionalista que no reconoce diferencias de color, género o sangre y que se encontró a sí misma. Y no solamente fueron hombres sus protagonistas, también mujeres. Es suficiente y necesario que el pensamiento comunista provoque polémica y discusión crítica, hasta enfrentamiento físico muy violento, en la idea y realidad de las armas, si fuera necesario en el sentido de los fundadores y continuadores de la teoría revolucionaria comunista. El hecho de matar no lo inventaron los comunistas, existe desde los albores de la especie humana, inclusive desde siempre en el sentido de la evolución de las especies vegetales y animales, pero, al mismo tiempo surge el derecho a la defensa.
Ante los ojos complacientes de las fuerzas reaccionarias que saben perfectamente que los procesos neopopulistas de Venezuela, Nicaragua y Bolivia no son socialistas, pero que se aprovechan de esta situación hasta la saciedad para matar dos pájaros de un solo tiro, los revolucionarios se manifiestan en defensa de los verdaderos principios y objetivos revolucionarios del socialismo, en contra de los regímenes totalitarios y dictatoriales que a nombre de la Revolución estafan y se enriquecen a costa de la ingenuidad de los pueblos, y en contra de los supuestos comunistas que apoyan al masismo, o en determinado momento, engañados lo hicieron, pero que a estas alturas del partido sigan defendiendo a estos charlatanes es inadmisible, y además rasgarse las vestiduras, pretendiendo defender la dignidad latinoamericana, para que no sea violada otra vez por los EE.UU., y nos preguntamos de qué dignidad hablan cuando los pueblos sufren hambre, no tienen trabajo ni futuro, cuando Latinoamérica está siendo violada, mellada y saqueada desde adentro por los propios latinoamericanos.
Al no tener los medios para aplastar a estas dictaduras, una intervención norteamericana para derrocar a Maduro sería un mal menor, comparado con el daño que el dictador le está haciendo al socialismo, sepultando sus ideas por siglos, si ya con la caída del socialismo real el daño era considerable, con estos falsos procesos revolucionarios el perjuicio es prácticamente irreversible, se están destruyendo cientos de años de lucha y sacrificios enormes por una sociedad más justa, por la propiedad social sobre los medios de producción y por la distribución equitativa de la riqueza generada, pero de acuerdo a la capacidad y al trabajo de los individuos, sin igualitarismos de ningún tipo, porque los seres humanos somos diferentes, y por sobre todas las cosas con su esencia democrática, principios, derechos y fundamentos inalienables, incorruptibles e imprescriptibles. Aceptar la presencia de la derecha, de manera transitoria, no es reaccionario, lo es convivir con un populismo maldito que traslada la izquierda al Siglo XVIII. Que intervenga Estados Unidos o la comunidad internacional para volver a los escenarios de la lucha verdadera.