Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: viernes 15 de marzo de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Aunque la derecha y sus medios no dieron tanta cobertura a los reclamos de los residentes bolivianos en suelo argentino, las redes sociales digitales se llenaron de videos de los cuestionamientos al postulante, quien tuvo que soportar palabras que taladraron su memoria.
“Asesino”, “limosnero” “debe responder por 2003” fueron algunas de las frases expresadas por algunos de los migrantes bolivianos que se situaron cerca del aspirante.
Las voces cuestionadoras tuvieron que hacer frente a la valla de trajes y corbatas de seguidores del candidato político.
Poco antes, en una improvisada ronda de preguntas ante la comunidad boliviana, la gesticulación del postulante cambió varias veces y su mirada se volvió acerada ante las preguntas sobre su pasado.
Estos cuestionamientos de los compatriotas que viven y trabajan en el exterior muestran que la memoria colectiva de largo plazo sobre las muertes de 2003 —cuando más de 67 personas fallecieron y centenares quedaron heridas en defensa del gas para los bolivianos— continúa intacta.
Fue en ese período en que De Mesa fue vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada y lo acompañó en la toma de decisiones clave, según la exjefa del MNR y expresidenta del Senado, Mirtha Quevedo Acalinovic.
Ella, de acuerdo con lo que informó la agencia ANF el 23 de febrero de 2005, dijo que De Mesa debería estar incluido en el juicio de responsabilidades contra Sánchez de Lozada porque “era la segunda persona del Gobierno y estuvo como parte del Ejecutivo durante el tiempo que se produjeron las muertes”. “Luego de haber los muertos, don Carlos Mesa —agregó Quevedo— decide dar un paso al costado, se desmarca de Sánchez de Lozada, pero él estuvo ahí y don Carlos Mesa estuvo cuando se discutió el decreto para bajar el combustible de la ciudad de El Alto”.
La justicia boliviana calificó esos acontecimientos como “masacre sangrienta”.
Por la magnitud del daño humano, también se puede caracterizar a esas jornadas —en palabras del filósofo y economista Amartya Sen— como un “horror moral catastrófico”.
Pese a ello, De Mesa se resistió a testificar en el juicio civil contra Sánchez de Lozada, aunque había prometido “justicia” por lo ocurrido en 2003. Su negativa a testificar y otros factores contribuyeron a que Goni pase de acusado a acusador de las víctimas.
La visita del aspirante a Buenos Aires también le trajo a su memoria otros de sus fantasmas: la ingobernabilidad y la dependencia del extranjero.
En marzo de 2005, el entonces presidente De Mesa dijo: “Sabe, señor, señora maestra, le estoy pagando la plata, una parte de su salario, de la limosna internacional que recibo porque extiendo la mano”.
Esta admisión le fue recordada por un migrante boliviano, quien buscó poner “limosnas” (es decir dinero en efectivo) en el bolsillo del candidato.
Durante su gestión en el Palacio Quemado, el ahora postulante renunció en tres oportunidades distintas. Meses antes, también dimitió a la vicepresidencia.
Consultado sobre los motivos de su abdicación, el ahora aspirante de CC respondió que “fue un acto de valor... Porque el valor más fuerte es decir ‘no voy a hacer algo que contradice los principios fundamentales en los que creo’”.
Tras su salida del Palacio, se conoció que De Mesa negoció ser candidato de Sánchez de Lozada a cambio de que le subsanen una deuda del canal de televisión en el que era accionista, según declaró a radio Erbol Mauricio Balcázar, yerno de Goni, el 9 de octubre de 2018.
Esos viejos fantasmas fueron despertados en la visita del postulante a Buenos Aires.