Instintivamente, gran parte de la población se inclinó por el dirigente cocalero, pese a conocer todos los antecedentes del Chapare como mayor proveedor de materia prima del narcotráfico, cuyos cabecillas trabajan en estrecha relación con un impresionante entramado sindical que controla todo lo que se mueve en ese amplio territorio selvático. 

En la actualidad, ese inmenso aparato político-militar tiene a su disposición más de 900 células, es decir, sindicatos con cientos de miembros cada uno, organizados en una estructura piramidal compuesta por federaciones y confederaciones, agrupaciones paralelas como los “interculturales” y otros movimientos que han conseguido desplegar su accionar hacia una inmensa región de influencia en los departamentos de Cochabamba, Beni y Santa Cruz.

Por lo que se pudo apreciar en aquel video que ha causado polémica a nivel nacional, un pequeño sindicato como el de San Rafael es capaz de enfrentarse a la Policía y conseguir truncarle su misión, con el agregado de que, pasada una semana, los culpables siguen impunes con sobradas garantías de una actuación parcializada y, cuando menos, contemplativa de las autoridades encargadas de la seguridad del estado y de hacer cumplir las leyes.

Volviendo al episodio del embajador Rocha versus Evo Morales, muchos creen que fue la vena antiimperialista la que operó aquella vez y que inclinó la balanza hacia el actual mandatario, quien poco tiempo más tarde se convirtió en el jefe de estado. Es probable que haya sido así, pero lo más gravitante es que con las declaraciones de su representante, Estados Unidos puso al cocalero como su principal contrincante, lo colocó a su altura y la gente pudo percibir esa talla.

Hasta el momento se ha dicho casi todo sobre el incidente de Villa Tunari que dejó dos policías heridos, pero nadie ha mencionado quién fue el que grabó el video y lo hizo viral, supuestamente para perjudicar la imagen del Chapare y por consiguiente del presidente Morales, quien está en serios apuros para remontar la caída de su popularidad.

La otra cara de la moneda es que esas mismas imágenes han probado con absoluta nitidez el inmenso poder que mantiene el movimiento cocalero, con la capacidad no solo de vetar el ingreso de los partidos de oposición para hacer campaña electoral en la zona, sino de dirigir desde el trópico la aplicación de las leyes y decidir sobre la vigencia del Estado de derecho en Bolivia. Aquí es donde puede operar el asunto de la identificación con el más fuerte que funcionó en el 2002 y que describió muy bien el exrector de la UAGRM, Jerjes Justiniano.

Esas han probado con absoluta nitidez el inmenso poder que mantiene el movimiento cocalero, con la capacidad no solo de vetar el ingreso de los partidos de oposición para hacer campaña electoral en la zona, sino de dirigir desde el trópico la aplicación de las leyes y decidir sobre la vigencia del Estado de derecho en Bolivia.