Medio: El Diario
Fecha de la publicación: sábado 02 de marzo de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Ante condiciones de desconfianza sobre el futuro y la no definición de los grupos partidistas, hace unos días surgió la idea, por parte del jefe del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en sentido de “conformar un solo binomio opositor”. La idea conjunciona de alguna manera los pensamientos de la población: contar con una sola fuerza que haga frente a la candidatura oficial y que no se disperse el voto ciudadano que sería, prácticamente, dar campo libre a la re-reelección y por cuarta vez del Presidente y Vicepresidente, que son cabezas del MAS que ya está en el 13vo año de gobierno.
Los resultados del Referéndum del 21 de febrero de 2016 son claros y terminantes -vinculantes en todo sentido- negando cambios en la Constitución que permitan prolongación por cuarta vez del actual gobierno. La propuesta de un solo grupo opositor resulta, en las actuales circunstancias de dudas y susceptibilidades, la única solución para encontrar remedios a situaciones de incertidumbre. La propuesta movimientista consistiría en “que se realice una elección interna con participación de la ciudadanía”. Esto, de concretarse, llevaría mucho tiempo y, posiblemente, acarrearía nuevas dislocaciones, divisiones y posiciones contradictorias entre todos los componentes de partidos políticos porque sería mostrar las mismas intenciones para “colocar” a quienes se cree poseen las condiciones necesarias.
La verdad es que las “elecciones internas” no traerían algún remedio a una situación de descontentos y contrariedades; lo que correspondería en todo caso es que todos los candidatos acuerden, de buena fe y conciencia de país, la elección de una sola candidatura que cuente con la confianza y sea, en los hechos, una esperanza real y efectiva para las elecciones de octubre y signifique alguna seguridad de enfrentar la reelección; lo contrario sería dar más fuerza a la re-relección y sembrar condiciones para que la ciudadanía no sepa a quien elegir porque la dispersión partidaria se basaría en diversos pensamientos y criterios político-partidistas donde casi siempre priman intereses y conveniencias que no siempre son del país.