Medio: La Razón
Fecha de la publicación: martes 26 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Una suerte de nuevo “empate catastrófico”: mientras en el MAS es evidente una pérdida de apoyo y su “voto duro” (entre octubre y diciembre, las encuestas le dan a Evo candidato entre 30 y 35%, siendo historia ya aquel superior al 50%), al mismo tiempo la oposición no logra capturar ese descontento (el mayor aspirante en dichas encuestas, Carlos Mesa, no logra despegarse del tercio de la intención de voto).
“Hoy día el gran ganador de las encuestas es el voto indeciso, aquel ciudadano que todavía no ha clarificado su elección. Esto es coherente a una ausencia de liderazgo, de propuesta, de debate, de figura política, que muestran otra vez a las oposiciones sin la capacidad de competir con Evo Morales”, es lapidario el politólogo Marcelo Silva en La Paz.
INDECISOS. “El engrosamiento del voto de indecisos, que llega al 30%, es un dato muy revelador de que sí puede haber un desacuerdo con el MAS, pero la oposición no está pudiendo rescatar esa votación, para articularla a una propuesta programática precisa”, apunta desde Cochabamba la socióloga María Teresa Zegada.
“Es un escenario muy interesante que hoy ha surgido. (Los partidos) se van debilitando, van perdiendo el voto duro, rígido, que votaban por el candidato que se pusiera; que dicen: “Ya no voy a apoyar al MAS, ya no estoy de acuerdo con estos candidatos, ¿por quién voto?”. La aparición de los millennials (personas que se hicieron adultas después del 2000) es otro problema”, destaca a su vez el politólogo cruceño Édgar Omar Méndez.
Silva, desde la descarnada perspectiva de la real política, adelanta que hay tres grupos en la oposición: primero, “los que están buscando tener la mayor representación parlamentaria, y que aspiran a llegar a un sitial que les permita negociar en una primera o segunda vuelta”, y aquí no hay sino dos: Comunidad Ciudadana y los Demócratas (Bolivia dice No).
El segundo grupo, donde se pueden ubicar al PDC (Jaime Paz Zamora), UCS (Víctor Hugo Cárdenas), MNR (Virginio Lema) y hasta al MTS (Félix Patzi), es el que “está yendo a pelear un espacio para por lo menos tener uno o dos escaños parlamentarios, además de mantener su personería jurídica”. Y el tercer grupo, FPV y Pan-Bol, con el que “uno se preguntaría a qué están yendo, porque tienen muy pocas perspectivas, no solo de arañar un escaño sino también de mantener sus personerías”.
En vista a este escenario opositor, afirma el politólogo, lo previsible en los próximos meses es que algunas candidaturas desistan, por el riesgo de perder sus personerías, y otras, con más posibilidades, cedan las suyas a cambio de algunos escaños que les puedan ofrecer las candidaturas hoy mejor posicionadas.Concentrándose en Carlos Mesa candidato, aunque con dudas (“todavía se muestra timorato, anodino, ausente de las grandes discusiones de agenda del país; pareciera que no le interesa posicionarse al frente de Evo Morales”), Marcelo Silva con todo plantea que la gran pregunta de la oposición en la elección que viene será si Mesa “podrá romper el esquema o votaciones de Jorge Quiroga, Manfred Reyes Villa y de Samuel Doria Medina, que siempre han estado bordeando el 30-32%”.
Un hecho reiterado de anteriores elecciones que puede favorecer a Mesa, dice Silva, es la tendencia a concentrar el voto en los dos primeros contendientes, o sea la vigencia del “voto útil” y el “voto a carro ganador”, que la gente vea polarización en dos y opte por lo más útil.
RADICAL. Para el politólogo la “jugada de Mesa” no es otra que “plantarse y polarizar con Evo Morales; no le queda otra. Probablemente en los próximos meses veamos a Carlos Mesa saliendo de su esquema, portándose un poco más radical, más exclusivo y por supuesto mucho más opositor a Evo. Si esto no sucede, corre el riesgo de menguar más su expectativa electoral. Y que los indecisos opositores opten por los Demócratas.
De Demócratas, Silva da a entender que a acaso su juego sea ser el tercero en discordia que alcance algún poder de decisión ante los dos mayores contendientes.
“La pelea de los demócratas probablemente no va a ser quitarle muchos espacios al MAS; en el fondo lo que quieren hacer los Demócratas es ganarle de mano la iniciativa del debate a Carlos Mesa, y lo están logrando. La preocupación de los Demócratas no es el MAS, es Carlos Mesa”, concluye el analista político.Para la socióloga cochabambina Zegada también forma parte del laberinto de la oposición el que desde hace 12 años no haya podido constituir una estructura cierta de enfrentamiento con el MAS. “Lo que pasa es que la oposición no ha logrado una plena reestructuración durante estos 12 años del gobierno del MAS, por varias razones. Las opciones políticas alternativas que surgieron al MAS, Podemos, Convergencia y luego Unidad Demócrata, no lograron convertirse en alternativas coherentes, menos aún cohesionadas. Las bancadas opositoras eran más fracciones internas, desacuerdos entre los propios líderes de la oposición. Hoy estamos viendo un poco la expresión de esa inconsistencia”.
La estrategia de recuperar a personalidades parece que tampoco está dando resultado, afirma la socióloga, dadas las primeras encuestas, donde aparte de Mesa, el resto opositor ronda el 6%.
Tampoco parece haber sido una “fórmula exitosa” aquella de prestarse la sigla, pues de entrada se trata del intento de “articular candidatos ajenos a la organización. Esto creó muchas tensiones dentro del partido orgánico, el FRI, la UCS, (el MNR) con esas candidaturas; ha creado malestar en las organizaciones, porque si bien éstas cuentan con la sigla, tampoco poseen con la capacidad de posicionarse políticamente”.
Y es que la crisis ya no es solo de la organización, de la estructura partido, apunta la socióloga, sino de la propia militancia. “Son cascarones vacíos. Lo que ha llenado un porcentaje mínimo [en las primarias] son estas personalidades; esto debe llamar mucho la atención; hay una crisis no solo del partido, sino de la militancia; si bien los partidos han reunido para esta elección de manera forzada cierta militancia para habilitarse, no es que haya una fluida militancia que se adhiera, ni a los partidos ni a las personalidades”.
PROPUESTAS. Pero también hay el problema ideológico: “En general, está faltando un discurso propositivo de la oposición. Lo que ha generado alguna forma de articulación ha sido el descontento, el malestar, el rechazo, pero un partido no puede quedarse en esto, en la crítica. La población está esperando una opción que ofrezca una salida”.
Cierto, todos hablan de estar “afinando el programa”, tal vez desde marzo se conozca más, pero “ya deberían posicionar un discurso, no tanto de malestar, sino de ideas hacia una posible alternativa”.
Por su lado, el politólogo cruceño Méndez no deja de apuntar el enorme peso que aún tiene en la política boliviana el personalismo, el interés personal origen de la futura fragmentación: “Desde hace muchos años, la población les viene exigiendo [a la oposición] un programa, pero lamentablemente lo que prima acá son los intereses personales. Es una oposición fragmentada, lo que fortalece al gobierno. El MAS ha perdido fuerza pero la fragmentación de la oposición le da fuerza para seguir siendo el primero en importancia, en caudal e intenciones de voto”.
Acorde con los tiempos de las redes sociales, Méndez insiste en que el nuevo dato de la realidad es que mucho de la disputa política en 2019 será vía nuevas tecnologías, el uso de memes, de recursos informativos y propagandísticos no tradicionales.