Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: domingo 24 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En círculos políticos causó sorpresa que a las pocas horas de surgida la denuncia de que la esposa del legislador estaba vinculada a una empresa contratista del municipio paceño, el candidato de CC decidiera expulsar a Siñani nada más y nada menos que ¡vía Twitter! No se escucharon razones, justificativos o descargos, ni se lamó al “acusado” para conocer si la denuncia era verídica.
Lo cierto es que la condena llegó desde lo alto con un trino que fue rechazado por el propio Siñani, quien lamentó que De Mesa haya actuado de forma “precipitada”. Incluso la alta dirigencia de SOL.bo —aliada política de CC— reaccionó atónita ante la sentencia del “juez” barbado que conoció el caso, juzgó y emitió su fallo en unas pocas horas: “suspendido”.
Fue el dirigente de SOL.bo Edwin Herrera quien tuvo que morderse los labios para evitar que se vea la magnitud de la crisis en la alianza Comunidad Ciudadana; antes ya se había tratado a Luis Revilla como un líder local/de segunda que no tenía incidencia en las ligas mayores de la política. Herrera sólo atinó a decir que “no compartía” la determinación del exvicepresidente del MNR.
A este cuadro escandaloso, en lo político, acaba de sumarse el presidente del Concejo paceño, Pedro Susz, quien criticó los vínculos familiares con la gestión edil. Dicho en otras palabras: primero SOL.bo no obtuvo su personería nacional y ahora enfrenta una disputa intestina en su élite. Pero más allá de que la agrupación de Revilla busque ahora deshacerse o defenestrar al concejal de la discordia para evitarse más daños, el tuit del candidato presidencial permitió ver un poco de su personalidad.
Meses antes, De Mesa le cerró las puertas en la cara a Jhonny Fernández (hijo del extinto empresario Max Fernández). “Hablar con Carlos Mesa es más difícil que hablar con Evo Morales… nos la ‘vueltearon’, así de clarito”, se quejó el político cruceño en octubre del año pasado. Esta fobia/asco a sus similares (actores políticos) también fue evidenciada por el postulante Óscar Ortiz, quien dijo (en Página Siete) que De Mesa quiere reponer “un gobierno del pasado” y con sus mismos colaboradores. (Varios de sus actuales acompañantes, como Gustavo Pedraza o Ricardo Paz, fueron funcionarios en su gestión).
La personalidad del candidato de CC también quedó al descubierto cuando prometió “ni olvido ni venganza: justicia” a los movilizados en 2003, pero se corrió de atestiguar en el juicio que los familiares de los muertos iniciaron contra Sánchez de Lozada en EEUU. El testimonio de quien fue vicepresidente de Goni era crucial. Lo había acompañado en su campaña electoral y en sus reuniones. Tal vez sus datos hubiesen evitado que el juez declare que la evidencia presentada por las víctimas era “insuficiente”. Tal vez De Mesa era el testigo clave para condenar a Sánchez de Lozada, pero prefirió esconderse en la inmensidad de sus palabras.
Otro de los fantasmas que acompaña al candidato de CC es, sin duda, su actitud titubeante: renunció al menos tres veces cuando era presidente y prefirió no pronunciarse en cuestiones clave.