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Medio: El Deber
Fecha de la publicación: domingo 24 de febrero de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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El gobierno del MAS no ha seguido esta fórmula. Solo ha construido estadios esperando que por arte de magia surjan jugadores (entre otras cosas). Los estadios no están mal en sí mismos pero si responden a este combo propio de las políticas serias. ¿Qué hizo el MAS? Se ha ocupado del eslabón de la imagen inaugurando estadios sin que haya el conjunto de eslabones alrededor. Es como si te regalaran ollas y te dijeran: “Che, abrí un restaurant”. No se puede. Hay que respetar los ciclos y diseñar políticas acorde a las cadenas visibilizadas.
El gobierno nunca lo entendió y se mandó un satélite sin que haya una política de telecomunicaciones seria; regaló unos tractores sin que haya una política agraria seria, le metió al Dakar sin que haya una política de turismo seria, se mandó un Teleférico sin fijarse si había una política de transportes (que sí la había) seria, entreotras políticas que se centraron (casi) exclusivamente en lo que se denomina la ‘espectacularización de la política’. Mucho ruido, pocas habas. El presidente Evo Morales ha consolidado, así, políticas de proyectos, pero no políticas de proceso como lo fueron la Reforma Agraria o la Reforma Educativa del 52 o la Participación Popular del periodo de la democracia neoliberal. Evo es experto en hacer aparecer conejos pero no en alimentarlos y cuidarlos.
Por eso creo que el MAS se ha superado a sí mismo lanzándose a implementar el SUS que exige diseñar una política repleta de detalles interconectados, recursos fiscales encadenados y esfuerzos combinados. ¿Lo sabe Evo? Lo dudo. Él le ha “metido nomás” a su estilo pensando que estaba ofertando otro conejo y que todos irían a aplaudir sus orejas grandes. Basta ver la ley para darnos cuenta que sus hacedores tampoco se percataron de la necesidad de contemplar la cadena implícita en la aplicación de esta política. Por eso ni mencionaron las prestaciones o las fuentes estables de recursos fiscales. No hicieron cálculos mínimos como los hace Fundación Milenio que señala que el dinero requerido es de 1.700 millones de dólares siguiendo el monto de 400 dólares per cápita que se gastan en la Seguridad Social y multiplicándolos por los 4.235.000 ciudadanos que no tienen ni seguro social ni seguro público. El presidente, al estilo propio de estos 13 años, ofreció 200 millones.
Tampoco hubo una evaluación de partida sobre el funcionamiento del Seguro Integral que comprende el SUMI y el Seguro del Adulto Mayor. Hasta donde se conoce la atención no solo fue y es deficiente sino que las deudas se vienen acumulando como en los casos del Hospital General en La Paz y San Juan de Dios en Santa Cruz con deudas de aproximadamente 100 millones de bolivianos.
Y es que no se puede gobernar mintiendo. Recuerdo al padre Mateo pidiéndoles hace algunos años que subieran el PIB al 10%. La respuesta del gobierno es que sobrepasaban esa cifra (ay el inefable Quintana). Hoy sabemos que del 6,1% del PIB que se gasta en salud, el 60% viene de la Seguridad Social y el bolsillo de la gente (1,9 y 1,8% del PIB respectivamente) y solo el restante 40% del Estado (que exhibe un 3,7% del PIB). Y, vaya ironía: si incrementamos el monto de 1.700 millones que dice Fundación Milenio que se necesita y las sumamos a los 2.400 millones que se gastan actualmente, tenemos una cifra de poco más de 4 mil millones que nos dan…¡un 10% del PIB! Es que en la vida hay que oír a los que saben. Y Mateo sabía.
Ya ven una vaca no puede rugir. El MAS solo sabe hacer políticas como las ha hecho por 13 años. No le pidamos que ruja. No puede y no lo va a hacer. El SUS puede ser una necesidad imperiosa pero para implementarla hay que cambiar el chip y hacer políticas públicas en serio. El MAS no sabe de eso.