Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 18 de febrero de 2019
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Procesos contra autoridades electas
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“Quiero que te reúnas con mi candidato para el Tribunal de Justicia, Edwin Aguayo. A ése hay que apoyar hermano. (...) esta noche se va a ir a Potosí. Quédate pues, quédate hasta mañana. Si no, te voy a llamar, me confirmas. Mañana se reúnen, ¿ya? (…) Edwin Aguayo es del Proceso (de Cambio), cuate”, se escucha decir a Borda, junto a su colega diputado masista Esteban López, a una persona todavía no identificada.
No es ninguna novedad que el Ejecutivo controla a la justicia. Eso es evidente desde la manera cómo se eligen los candidatos a magistrados por el Legislativo y luego por las decisiones que éstos toman, por ejemplo, argumentar que es un “derecho humano” de Evo Morales reelegirse indefinidamente, violando la Constitución y el referéndum del 21F.
Pero escuchar en una conversación el descaro con que los diputados tratan un tema tan serio, genera indignación. También es preocupante, aunque era previsible, el cinismo demostrado después de conocerse el audio: ningún pedido de disculpas, ninguna explicación coherente, ningún intento de aclaración. Solo decir que no es nada malo hablar de la elección de magistrados. Borda explicó, además, que en ese tiempo él no participó de la comisión que calificaba a los magistrados, pero sí era presidente de la Comisión de Justicia Plural, que seleccionó a los candidatos. Paralelamente, circuló una fotografía del magistrado Aguayo en la que se lo ve abrazando a Borda y al gobernador de Potosí, Juan Carlos Cejas (MAS), durante una fiesta.
Un oficialismo que todo lo socapa y todo lo protege, nada ocurrirá. En el pasado se conoció, por ejemplo, el contenido de un audio en el que el fiscal general de Cochabamba, Óscar Vera, presionaba a otros fiscales para que no presentaran una acusación contra el exalcalde cochabambino Edwin Castellanos, del MAS, por el colapso de un puente. Ante ello, nadie se sonrojó. Se demuestra una vez más que el Ministerio de Justicia existe solo de nombre.
Ahora no sucederá nada, tampoco, pero éste será un antecedente para que en una futura gestión gubernamental que recupere plenamente la democracia se revise la designación de todos estos magistrados masistas.